TORREÓN, COAH.- Mucho se escucha hablar de boxeadores de la talla de Félix “Tito” Trinidad, Lenox Lewis, Óscar de la Hoya, Julio César Chávez, Ricardo “El Finito” López, Mike Tyson y Evander Holyfield.
Si nos remontamos a años anteriores tenemos el caso de Daniel Zaragoza, “Manos de Piedra” Durán, Alexis Argüello, “Pipino” Cuevas, Raúl “Ratón” Macías, “El Púas” Olivares, Mohamed Alí y “Sugar” Ray Leonard.
Pero hay gente que recuerda en la década de los 40’s a una pareja de hermanos pugilistas que no nacieron aquí, pero que La Laguna los adoptó porque se hicieron boxeadores en la región. Ellos son Juan y Antonio “Tony” Leaños.
Fueron en sus tiempos, boxeadores épicos que poco a poco fueron ganándose el cariño de aquella Comarca Lagunera, que se estaba convirtiendo en una tierra próspera y en la cual se movía el dinero con gran fluidez.
Los hermanos Leaños se encuentran en Torreón, visitando a su gran amigo del alma, el también ex boxeador lagunero Luis Cossío, quien amablemente recibió a El Siglo de Torreón en su casa de la colonia Las Fuentes. Ellos estuvieron ausentes de la Comarca Lagunera por espacio de 43 años, cuando vinieron de visita en 1998. Ahora lo hacen de nueva cuenta después de un lustro.
Juan Leaños cuenta con 79 años de edad y nació en Los Ángeles, California, pero radica en San José, “me llevaron desde muy chico a Jerez, Zacatecas; a los 15 años de edad llegué a Torreón, y aquí cavé mi juventud. En Torreón tenía mi centro de operaciones, me movía para todos lados del país, incluso para Estados Unidos; todo lo hacía con el pasaporte mexicano”.
Señala que aunque es norteamericano de nacimiento, se estuvo “escondiendo” para no ser enviado a la Segunda Guerra Mundial, hay que recordar que eran tiempos de conflictos bélicos, aunque toda la actividad se desarrollaba en territorio europeo, a la mayoría de los americanos los alistaban en el ejército.
Menciona que después de retirarse del boxeo, las autoridades estadounidenses lo investigaron y lo descubrieron, por lo cual se hizo acreedor a un castigo, además lo pusieron en la reserva del servicio militar, pero el susto de irse a pelear ya había pasado, aunque más adelante vendría la guerra de Corea y de Vietnam.
De sus inicios en el deporte de los puños platica: “Empecé a pelear a los 13 años de edad, pero solamente boxeaba de cuatro a seis rounds, cuando llegué a la Comarca Lagunera me programaron a diez rounds, ni más ni menos que contra el campeón local, “La Rata” Soto.
Acerca de la experiencia con el ídolo lagunero: “Tuve el primer enfrentamiento contra ‘La Rata’ en una pelea semifinal, después otra en la estelar y terminamos boxeando por el campeonato en pelea pactada a 12 rounds. En esa de campeonato, él se puso yeso debajo de los guantes y fue descalificado, incluso lo mandaron a la cárcel. Los golpes los sentía duros pero yo no me rajaba, desde entonces se acabó ‘La Rata’ y surgí yo”.
Y se quedó a vivir en Torreón: “Después de seis años, regresé a tierras zacatecanas a visitar a mi madre, pedí permiso por espacio de 15 días. En toda mi carrera visité plazas importantes como Guadalajara, Tampico, Monterrey, el Distrito Federal y Estados Unidos”.
Hace la comparación de épocas: “Antes no había televisión, ahora pagan millones de dólares, mucha gente que me conoce me pregunta que por qué nací tan pronto, ya que en la actualidad con el dinero que se paga, sería millonario”.
Leaños no duró mucho tiempo en el boxeo: “Me retiré aproximadamente a los 30 años de edad, aquí en La Laguna, ya no quise seguir boxeando, me decían que contra el campeón nacional Memo Valero, me despidiera, pero dije que no y me fui a escondidas hacia Estados Unidos”.
Él no sacaba provecho económico de las peleas: “Ayudaba con el dinero que ganaba en las peleas, a las iglesias, por ejemplo a la del Carmen. Irónicamente donde menos dinero gané fue aquí en La Laguna. Todo se iba para el promotor de las peleas y a mí me tocaba solamente un porcentaje pequeño”.
Fueron varias divisiones en las que peleó: “Boxeé en varias divisiones, por ejemplo en peso mosca, gallo, pluma, ligero, a veces me ponían contra peleadores de pesos medios, está el caso del campeón medio del norte “El Cargador” Rocha, pesaba 72 kilos, era un gigantón, casi le pasaba por debajo de las piernas, pero le metía muchos ganchos al hígado que lo hacían caer”.
Poco a poco se fue ganando a la gente de la comarca: “El público me aplaudía, me adoraba, hasta me aventaba dinero al ring, eran monedas grandes de plata que brillaban, lo recuerdo como si ahorita fuera ese momento, hasta escucho que me anunciaban ‘El Campeón Gallo de Zacatecas’, ese era yo”.
Sobre las opiniones de los medios de comunicación: “La prensa decía cuando me retiré, que pasarían 15, 20 y hasta 25 años y no saldría otro Juanito Leaños. Ahora les digo que ya pasaron 50 años y no ha salido ninguno, inclusive no hay ni box. Lo máximo que llegué a estar es cuarto pluma del mundo, pero por mi propio esfuerzo, antes no había para que lo clasificaran, ahora cualquiera es campeón, se mueve mucho dinero”.
Prosiguió con esa idea: “Antes se aguantaba más, no se rajaban, ahora por tres caídas en el mismo round paran la pelea, se cobra por todo, inclusive hasta para verlo por televisión.
Salí en el ‘Early Times’ de Nueva York, sacaron mi libro, era mi biografía, tuve muchos recuerdos que se quedaron aquí, inclusive tuve un hijo que en ese entonces tenía tres años de edad, su mamá es de apellido Wong, si es que todavía se encuentra en la región, le pido que se comunique al 718-61-83 para entablar un diálogo y contestar todas sus preguntas”.
Habló de lo que hizo después de su carrera pugilística: “Cuando me fui a Los Ángeles trabajé en oficinas del gobierno, después me fui a San José, me contrataron en una gasolinera, después no quise de lavaplatos, entré a una fábrica en la cual se producían balas para la guerra de Corea, los casquillos me llegaban al pecho, fue a lo que me dediqué. También trabajé en un teatro”.
Así era "Tony"
Antonio “Tony” Leaños empezó, a comparación de su hermano Juan, más grande su trayectoria en el boxeo, lo hizo a la edad de 16 años. Él cuenta con 81 años de edad, también llegó a Torreón en 1944.
Su primer pelea fue con “El Tigre” Arriaga, pero no estuvo como su hermano Juan tan involucrado en esta profesión: “No me dediqué completamente al boxeo, me casé y tuve familia. Tenía que trabajar para mantenerlos, ese fue el motivo por el cual no me metí de lleno”.
De la pelea más electrizante nos platica: “Ya estaba casi retirado, entonces apareció un pugilista que noqueaba a todo mundo, se llamaba René Fajer, él pidió pelear conmigo, pero me negué porque casi ya no entrenaba. Abrió mucho la boca con declaraciones ofensivas y mencionó cosas malas acerca de mi familia que hizo encenderme, me dio coraje, acepté pelear y le gané”.
Sobre su pegada indicó: “Yo pegaba muy duro, tuve alrededor de 150 peleas a todo lo ancho de la República Mexicana, lo malo era que mientras el promotor se hacía de dinero, a nosotros los boxeadores nos traían de un lado para el otro en muchas funciones, sin recibir las ganancias justas”.
En la división que se encontraba señala: “Mi peso era ligero, después subí a welter, básicamente en esa división me mantuve a lo largo de mi trayectoria como pugilista. Tuve memorables peleas con ‘El Chóforo’ Martínez, quien siempre me quiso derrotar y no pudo en tres oportunidades, después él mencionó que yo le había ganado a base de trampas, pero le demostré lo contrario”.
Habló de su retiro: “Yo me retiré en 1953, me fui a Estados Unidos, allá me dediqué a trabajar en el ferrocarril y estuve 32 años en ese empleo. Ahora estoy pensionado y no me quejo. Juan y yo somos los hermanos más allegados, nos visitamos mucho, inclusive siempre que venimos a México lo hacemos juntos, ya que Juan acarrea un problema en las piernas y siempre lo estoy cuidando”.
Para finalizar agregó: “Siempre que venimos a Torreón nuestro gran amigo Luis Cossío nos atiende de maravilla, nos trae de un lado para otro, nos ofrece todas las comodidades, y le damos las gracias a este deporte porque logró que tuviéramos una gran amistad.