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Érase una vez... Rodríguez

Reuters

Los Ángeles, EU.- Han pasado diez años desde que el director de origen mexicano Robert Rodríguez se dio a conocer con su emocionante pero modesta primera película El Mariachi.

Y aunque ahora trabaja con estrellas y maneja grandes presupuestos, su más reciente historia acerca del cantante pistolero es tan extraña e independiente como la primera.

Once Upon a Time in Mexico (Érase una Vez en México), que se estrena mañana en Estados Unidos, costó 29 millones de dólares, dijo Rodríguez. Esa cifra supera con creces los 7,000 dólares que invirtió haciendo El Mariachi en 1993, pero sólo cerca de la mitad del costo de una gran película de Hollywood.

Por supuesto, hace diez años, Rodríguez tenía 25 años y sólo contaba con una videocámara y un sueño en Texas. Ahora es un gran cineasta con grandes éxitos como las películas Spy Kids (Los Pequeños Espías).

Sin embargo, el director prefiere quedarse en Texas y llenar su garaje con artefactos de tecnología avanzada para hacer sus películas de la manera que le gusta: digitalmente. Esto deja a los principales estudios de Hollywood alejados y le permite estar en control de sus proyectos.

“La vida de artista es algo que siempre he querido vivir. Ahora, lo estoy logrando”, dijo Rodríguez. Once Upon a Time… es la tercera película basada en El Mariachi, un guitarrista armado, pero con conciencia.

La segunda fue Desperado, de 1995, protagonizada por el español Antonio Banderas como El Mariachi, y la mexicana Salma Hayek, quien encarna su interés amoroso, Carolina.

La pareja repite sus papeles en Once Upon a Time, pero Rodríguez dijo que su tercera película no es una secuencia. Al contrario, es una historia independiente que el público entenderá sin tener que ver las primeras dos películas. “Me gustó la idea de hacer tres películas aparte que pueden verse juntas o separadas”, afirmó.

Venganza digital

En Once Upon a Time, El Mariachi se ha alejado en una especie de retiro autoimpuesto hasta que un golpe diseñado por un desaseado agente de la CIA, encarnado por Johnny Depp, lo saca de su reclusión.

El público sabrá que Carolina fue asesinada por un general mexicano involucrado en el golpe. El Mariachi quiere venganza.

Como El Mariachi, Once Upon a Time parodia los antiguos filmes mexicanos de acción y tiene tanto comedia como secuencias violentas.

La película también es vibrante en la pantalla, con el surgimiento de colores que aparecen gracias a la magia que pueden ofrecer los mejores equipos de filmación digital.

Pero de seguro, el debate de hacer películas al viejo estilo, es decir usando rollos de película reales, comparado con los que se hacen digitalmente no terminará pronto. Pero Rodríguez ha sido convencido.

La realización de filmes digitales puede reducir los costos y el tiempo, y Rodríguez dijo que esos factores lo liberan para enfocarse en otros trabajos y tener más control sobre la película final.

Para Once Upon a Time, no sólo escribió, dirigió y produjo la película, también fue el director de fotografía, se encargó del diseño de producción, la edición y compuso la música. “Después que hice Mariachi, pensé que casi había hecho una película real, pero ahora viendo hacia atrás eso fue realmente hacer una película real. El hacer filmes reales comienza de esa forma”, afirmó, al referirse a las primera etapas de filmación donde sólo unas pocas personas están tras las cámaras. El Mariachi fue un éxito en el Festival de Cine Sundance de 1993, y Columbia Pictures se encargó de su distribución.

Rebelde con causa

Desperado, con un presupuesto más grande, recibió críticas mixtas pero ha disfrutado un creciente número de seguidores de culto. En vista de su renovada popularidad, la presidenta de Columbia, Amy Pascal, telefoneó a Rodríguez y le preguntó si haría una tercera película.

“Le dije: ‘denme 29 millones de dólares, y lo haré’”, contó Rodríguez. “Es tan divertido, ellos no pensaban que la iba a hacer”, agregó.

Eso es porque en el 2002, una película promedio de Hollywood costaba 58.8 millones de dólares para hacer y otros 30.6 millones de dólares para promocionar, según la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos.

Después de sólo siete semanas de filmación, Rodríguez dijo que iba a regresar a Pascal con la película lista para editar.

Todos quedaron boquiabiertos. “Dijeron ‘pensamos que estabas loco’”, contó. Pero no era así, ya estaba trabajando en su garaje en Texas.

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