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Erik Morales, uno de los mejores campeones mundiales de México

* Vio interrumpidos sus sueños de ir a unos Juegos Olímpicos

* Tenía velocidad para el atletismo pero el pugilismo sería mi futuro

* En mis primeras peleas cobré 400 pesos, recuerda

(Primera de dos partes)

TEMOAYA, EDOMEX.- En su adolescencia soñó con representar a México en competencias de carácter internacional pero no lo logró al toparse con la burocracia deportiva y, pese a todo, se convirtió en uno de los mejores campeones mundiales con un estilo espectacular.

Las trabas y favoritismos de dirigentes del boxeo amateur en su natal Tijuana le impidieron participar en lo que todo deportista anhela, unos Juegos Olímpicos, a pesar de las facultades mostradas en más de un centenar de combates en el terreno amateur.

Su talento, sus cualidades fueron desaprovechadas por el comité local en Tijuana que nunca le dio la oportunidad en su división, peso gallo, e intentaron integrarlo en un selectivo en la escala pluma acabando con sus ilusiones de competir por México y tratar de ganar un lugar en la selección para Barcelona-92.

Ese joven, quien vio interrumpidos sus sueños olímpicos se convirtió en los últimos años en uno de los mejores campeones mundiales mexicanos de la historia. Acumula dos títulos en diferentes divisiones, supergallo y pluma, y aspira a lograr dos cinturones más antes del retiro.

Erik Morales, apodado el "Terrible", cumple este 29 de marzo diez años desde que debutó en el boxeo profesional. Para él, sin duda, de grandes satisfacciones, logros deportivos y lo más importante en un peleador profesional que arriesga su vida en cada combate, jugosas bolsas que le permitieron asegurar su patrimonio y vivir con comodidades, lujos y el reconocimiento de los aficionados.

El peleador originario de la Zona Norte tiene su campamento de altura en el Centro Ceremonial Otomí de Temoaya en el Estado de México, donde ha pasado horas, días, semanas, meses, en arduas concentraciones, dedicado 100 por ciento a preparar su físico y su mente para los grandes desafíos.

Destacado deportista desde su niñez, Erik Morales fue seleccionado en la secundaria y preparatoria en basquetbol y en atletismo donde se distinguió como velocista en los 50 y 100 metros, en las pruebas de 800 y mil 500 metros, además de buen estudiante.

Su contacto con el viril deporte de los puños fue por influencia de su padre, José Morales, boxeador en las décadas de los 70 y 80 y dueño de un gimnasio en la Zona Norte de esa fronteriza ciudad de Baja California con los Estados Unidos.

Como una película, los recuerdos afloran en la mente de Erik, su adolecencia, las penurias y las bolsas bajas en sus primeras peleas.

"Decidí ingresar al boxeo profesional cuando tenía 16 años de edad. Tenía cualidades para jugar futbol, basquetbol y tenía velocidad para el atletismo, pero en el pugilismo se forjaría, sin imaginarlo, mi futuro", dice de entrada.

"Mi mamá Isabel me daba dinero por las ganancias de una tienda de abarrotes, mi papá ya estaba retirado del boxeo y atendía un taller de servicio de refrigeración y aire acondicionado, además de enseñar a peleadores".

Si destacaba en varios deportes, ¿por qué decidió escoger el boxeo? —Lo preferí porque yo entrenaba en el gimnasio desde los seis años de edad. Participé en varios torneos y fui seleccionado en un torneo de la categoría 9-10 años en Mexicali.

Erik, de físico delgado y espigado, se forjó a golpes a los 13 años en el gimnasio de la Zona Norte con peleadores de renombre como Miguel "Maikito" Martínez, Hugo Torres, Fernando Martínez, entonces número uno de la OMB y Cecilio "Torito" Espino. Lo mismo de peso mosca que en pluma.

En su hoja de servicios aparece José Luis Orejel como su primera víctima que cayó derrotado por el poder de puños del tijuanense, una de las características que lo impulsaron a bolsas millonarias y a ocupar el liderazgo del boxeo mexicano en la actualidad.

Para Erik no fue fácil subir al cuadrilátero a disputar su primera pelea en el boxeo de paga porque su padre no estaba de acuerdo en que incursionara en esta actividad para que no fuera explotado como él por mercenarios y vivales.

El debut profesional de Erik Isaac Morales Elvira, su nombre completo, estaba marcado. El rival: José Luis Orejel. La fecha: el 29 de marzo de 1993. Lugar: el Auditorio Municipal de Tijuana. Pelea: a cuatro rounds en peso pluma. Salario: 400 pesos.

— Con los descuentos de carnet y exámenes médicos no me quedó nada, recuerda, mientras su miraba se pierde en el verde valle de Temoaya, localidad del Estado de México localizada a 90 kilómetros de la capital del país a una altura de tres mil 800 metros sobre el nivel del mar.

Orejel fue la primera víctima, siguieron Jorge Rodríguez, Óscar "Vaquero" Maldonado, Marco Antonio Tovar, Jaime Abrica, Alfonso Mota, todos cayeron fulminados por los poderosos puños de Erik, que se convertiría en el sello de la casa.

— Decidí enfrentar a los mejores desde el inicio, si no tenía facultades me regresaría a la escuela para seguir mis estudios, comenta el "Terrible" mientras juega con sus manos un teléfono celular de fabricación japonesa.

La carrera en los cuadriláteros sería vertiginosa. Después de 12 peleas profesionales, 11 ganadas por la vía rápida, decidió probar sus alcances contra el experimentado José "Pepillo" Valdez por el cetro supergallo de la Asociación de Box del Mundo Hispano (ABMH) en diciembre de 1994.

Contra todos los pronósticos, Erik noqueó a Valdez para lograr el primer cinturón de su carrera profesional. El primer cinturón que no logran muchos peleadores en toda su carrera. También obtuvo su mejor bolsa de dos mil dólares. La diosa fortuna empezaba a sonreírle.

— En mis primeras peleas cobré 400 pesos. Soñaba con ganar 15 mil pesos que percibían en este tiempo los campeones nacionales, y por esa razón me comprometí a enfrentar al entonces monarca supergallo Enrique Júpiter, asienta.

Se presentaba la más importante en su incipiente carrera y con su mentalidad triunfadora, determinación y deseos de obtener el campeonato de la República Mexicana decidió realizar su primera concentración en el Centro Ceremonial Otomí, alternando en Villa Nicolás Romero, también en el estado de México.

La contienda ante Júpiter se pactó para el 21 de abril del 95 en el Auditorio Municipal de Tijuana. Morales otra vez fue considerado víctima de Júpiter que se perfilaba para el campeonato mundial.

— El comisionado Marco Antonio Rodríguez -prosigue Morales- le enseñó a mi promotor Fernando Beltrán una hoja que se llenaba sólo si había nuevo campeón nacional y se tenían que pagar mil 500 pesos que costaba el cinturón. Sin chistar, Fernando pagó por adelantado esa cantidad por la gran confianza que me tuvo siempre y no fallé, gané a Júpiter en seis rounds y me proclamé monarca nacional.

La bolsa para el ambicioso peleador de la Zona Norte fue de 22 mil pesos, la mejor de su carrera en su pelea 15 como profesional.

Erik empezó una relación contractual con el joven promotor Fernando Beltrán, quien con gran visión llevó a su representado con el estadounidense Bob Arum, presidente de la empresa Top Rank, para programarlo en los Estados Unidos, en busca de proyección internacional.

La primera pelea para Top Rank fue contra Juan Luis Torres y después ante Alberto "Húngaro" Martínez en Las Vegas en una función de Pago Por Evento que estelarizó Óscar de la Hoya ante Genaro "Chicanito" Hernández el nueve de septiembre de 1995.

El "Terrible" empezaba su propia historia en los rings de Estados Unidos, los títulos y las grandes bolsas estaban en camino con sus facultades y la administración de Bob Arum y Fernando Beltrán.

Continuará...

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