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Sergio Sarmiento

“Nosotros que valemos tanto como Vos

y que juntos podemos más que Vos os

hacemos nuestro Rey y Señor con tal de que guardéis nuestros fueros y libertades”. Juramento al rey de España de los

Justicias de Aragón

El presidente Vicente Fox no tiene más opción. El electorado le ha ratificado su posición como Presidente de minoría. Si quiere hacer algo en los tres años que le restan de gobierno, tendrá que lograr acuerdos con los legisladores de oposición.

Esto no resultará fácil. Los diputados y senadores de oposición llegan a este nuevo período ordinario de sesiones envalentonados por los resultados del 6 de julio. Sienten que sus partidos han recibido un mandato de los electores. E independientemente de las interpretaciones que uno pueda hacer de la abstención o de los resultados electorales, la verdad es que en número de legisladores ése ha sido el mandato popular.

Una buena manera en que el Presidente puede empezar con el pie derecho esta legislatura crucial sería escuchar las posiciones de los partidos políticos en la sesión inaugural del Congreso el próximo 1 de septiembre. Ésta es una propuesta planteada muchas veces, pero siempre rechazada por el Ejecutivo. Hoy, sin embargo, ha llegado el momento de adoptarla.

La gran excusa de siempre para impedir que el presidente de la República acuda al Palacio Legislativo en la sesión inaugural del Congreso a escuchar las posiciones de los partidos es que esta acción no está considerada en la ley. La Constitución General de la República, efectivamente, señala en su artículo 69 que “a la apertura de sesiones ordinarias del primer período del Congreso asistirá el Presidente de la República y presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país”.

Nada dice este artículo, ni ningún otro, sobre la posibilidad de que el presidente escuche las posiciones de los partidos.

Bajo el argumento de que los individuos están en libertad de hacer lo que quieran excepto lo que prohíbe la ley, pero los funcionarios sólo aquello que específicamente les ordene la legislación, se ha argumentado que sería inconstitucional que el presidente escuchara las posiciones de los partidos el 1 de septiembre. Pero esto es absurdo.

El artículo 69 no dice que el presidente deba leer su informe y, sin embargo, éste fue leído palabra por palabra, en monótono sonsonete, durante años. Incluso en las últimas ocasiones, cuando ya no se ha leído formalmente el informe, los presidentes han aprovechado la sesión inaugural del Congreso para ofrecer mensajes políticos no muy distintos a los informes de antaño. Estos mensajes políticos tampoco son ordenados por el artículo 69.

En este lapso previo al inicio de la 59ª legislatura hubo un intento de convocar a un período extraordinario de sesiones que modificaría las reglas para la sesión inaugural de la legislatura y la presentación del informe presidencial. El intento no fructificó y quizá con razón: no tiene sentido tratar de modificar al vapor toda la serie de ordenamientos que se desprenden del 69 constitucional. Pero esto no significa que el Presidente no pueda ofrecer un gesto de buena voluntad y presentarse al Palacio Legislativo este 1 de septiembre, antes del inicio de la sesión formal, a escuchar los puntos de vista de los partidos.

Si alguien debería entender la necesidad de la oposición de ser escuchada por el presidente es el propio Fox. En la 52ª legislatura, cuando era diputado de oposición, sufrió el silencio del presidente y en una ocasión, incluso, se puso unas orejas de burro para ridiculizar a Carlos Salinas de Gortari. Años después, cuando era gobernador de Guanajuato con licencia, se salió intempestivamente de un informe que leía Ernesto Zedillo.

Es quizá inevitable que Fox exija hoy como Presidente el respeto a la institución presidencial que él mismo no mostró en el pasado. Pero es importante también que recuerde la frustración de un Poder Legislativo menospreciado por el Ejecutivo. Acudir al Congreso a escuchar las posiciones de los partidos sería un gesto muy apropiado para el Presidente del cambio, aunque se trataría de algo más que un simple gesto de buena voluntad.

El Presidente necesita el respaldo de los legisladores para impulsar una agenda legislativa que impediría que este sexenio termine en una parálisis total. Pero no se puede pedir apoyo a quienes uno no escucha de antemano.

Referendos

Quienes promueven un sistema político de consultas públicas y referendos deberían ver lo que está ocurriendo en California, donde el gobernador Gray Davis, electo democráticamente, está a punto de perder el cargo en un referéndum que se ha convertido en una farsa absurda.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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