En repetidas ocasiones la Presidencia de la República se ha quejado de que los medios masivos de comunicación son proclives a destacar las notas anecdóticas minimizando aquellas que se refieren a las acciones del gobierno, de manera que se podría decir que casi todos los días se dan a conocer noticias en la que se reseña alguna pifia gubernamental, información contradictoria entre los secretarios de Estado respecto de los programas de gobierno o un desmentido oficial.
Sin embargo, resulta claro que es el propio gobierno o más bien sus agentes, los que frecuentemente dan motivo para que la prensa reseñe esas notas de las que tanto se quejan aquellos e incluso el presidente Vicente Fox incurre en dislates que no pueden ser ignorados por los periodistas, tanto porque implican cambios de pareceres en el sentir y querer del mandatario, cuanto porque los secretarios y otros funcionarios entran en contradicciones que sin duda son noticia para el gran público.
Para justificar lo anterior, bástenos con recordar tan sólo dos de esas noticias: la primera, relativa a la confrontación que se dio entre el entonces secretario de la Contraloría, Francisco Barrio y el de Hacienda, Francisco Gil, respecto del Pemexgate, en el que el primero sostuvo que el Presidente no estaba dispuesto a cambiar “Lingotes de oro por cacahuates”, refiriéndose a este asunto en comparación con la reforma fiscal que entonces se negociaba.
El otro incidente es mucho más reciente y deriva de la confrontación que se suscitó entre el Procurador Rafael Macedo de la Concha y el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, por la averiguación que permanece abierta en la PGR en contra de éste, pues mientras que el prelado sostiene que ya fue exonerado, el procurador insiste que no hay tal, lo que provoca confusión en el pueblo, así como una serie de especulaciones que aumentan el grado de incertidumbre que impera en éste como en muchos otros campos de la vida nacional.