TORONTO, (Reuters).- Espejito, espejito mágico, ¿quién es la más fea de todas?.
Los espejos de pared a pared en los gimnasios y estudios de baile podrían hacer que las mujeres dejen de hacer el ejercicio que deben, porque al hacer su rutina en frente de un espejo se desaniman y se sienten cansadas, dijeron investigadores canadienses.
El estudio publicado en la revista Health Psychology, se enfocó en mujeres jóvenes que hacen menos de 15 minutos de ejercicio a la semana.
Asimismo, reveló que independientemente de cómo se ven sus cuerpos, las mujeres que hacen su rutina de ejercicios en frente de un espejo se sintieron peor, o al menos no mejor, y con menos paz después de 20 minutos de actividad.
"Los espejos hicieron a las mujeres más conscientes de su figura, piensan en sus defectos. Cosas como: 'Me veo gorda, debería estar más activa'", dijo Kathleen Martin Ginis, autora principal del estudio y profesora de la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario.
"Cuando las mujeres son más introspectivas, podrían pensar: 'No soy tan grandiosa' desgraciadamente".
El sondeo interrogó a 58 mujeres con un promedio de edad de 22 años, lo suficientemente jóvenes para preocuparse sobre su imagen corporal.
Las participantes tomaron su puesto en bicicletas fijas e hicieron ejercicio, ya sea frente a un espejo o con el espejo cubierto por cortinas.
Independientemente de si la participante se sentía cómoda sobre su cuerpo o no, el resultado fue el mismo. Las mujeres que no tenían que verse haciendo ejercicios se sintieron más calmadas, más positivas y más revitalizadas al final de su sesión. Sin embargo, Martin Ginis destacó que los espejos podrían ser positivos y funcionales.
"No quiero transmitir la idea de que debemos quitar los espejos de los gimnasios", dijo, destacando que los que hacen ejercicio con frecuencia necesitan ver su forma o valorar si están usando los grupos musculares correctos durante el entrenamiento de fuerza.