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Esponjas de mar podrían ser remedio contra el cáncer

FORT PIERCE, Florida (AP) .- Los investigadores del Instituto Oceanográfico de Harbor Branch sacan del mar cada año cientos de esponjas, con la esperanza de por lo menos una de ellas sea más resistente que las células cancerosas que cultivan en un laboratorio.

Durante todo el año, el equipo viaja hacia aguas contaminadas y cristalinas para recolectar especímenes de vida marina desde un submarino provisto de brazos mecánicos, con los cuales recogen del fondo oceánico grupos de esponjas naranjas, amarillas y cafés, que han desarrollado sus propios sistemas de autodefensa. La mayoría de estas esponjas nunca han sido vistas antes.

"La naturaleza puede producir estas cosas en masa, pero crearlas en un laboratorio es muy difícil", dijo Amy Wright, directora de división en Harbor Branch.

El Instituto Nacional Contra el Cáncer calcula que aproximadamente el 65% de todas las medicinas que combaten la enfermedad provienen de la vida y la flora marinas; su corteza, sus raíces, hojas y frutos. Uno de los fármacos más usados contra el cáncer, el Taxol, proviene de la corteza de árboles de tejo que crecen en países de la cuenca del Pacífico.

Pero normalmente se requiere hacer miles de pruebas para encontrar una pista promisoria.

Durante 18 años de estudios, sólo una esponja descubierta por Harbor Branch ha sido lo suficientemente prometedora como para atraer el interés de una compañía farmacéutica. Un compuesto hallado en la esponja, llamado discodermolida, evitó que las células cancerosas se reproduzcan en las primeras pruebas. En 1990, la institución patentó el compuesto, aclamado como su descubrimiento más importante.

Harbor Branch enfoca sus esfuerzos en las esponjas marinas porque están fijas y desarrollan sustancias químicas tóxicas para ahuyentar a sus enemigos naturales, dijo Wright. La esperanza es que las sustancias de las esponjas maten a las células cancerosas sin dañar a las células humanas saludables.

Media docenas de instituciones investigadoras similares buscan hoy día remedios para el cáncer en la vida marina, y se especializan en descubrimientos submarinos. Para lograr inmersiones hasta a 900 metros de profundidad, Harbor Branch construyó tres sumergibles que son lanzados al agua desde sus navíos de investigación.

Uno de los navíos, que lleva el nombre del fundador de la institución, Seward Johnson, tiene 61 metros de eslora y puede viajar a cualquiera de los océanos del mundo. Varias veces al año las embarcaciones de investigación llevan tripulaciones de hasta 40 personas, incluyendo a 15 científicos, al océano Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México.

Los equipos de investigadores normalmente se mantienen fuera del mar durante dos o tres semanas, utilizando un sumergible al día para buscar esponjas poco comunes.

El grupo está atento para cualquier cosa que parezca fuera de lo normal. El científico que descubrió la esponja que produjo la discodermolida la encontró en aguas sorpresivamente poco profundas de unos 150 metros de profundidad, durante una sesión de buceo en el Caribe.

La institución no lucrativa opera con dos donativos por cinco años del Instituto Nacional de la Salud, los cuales suman un total de 750.000 dólares al año, junto con cinco donativos más pequeños de la Fundación Nacional de Ciencia, que proporcionan unos 160.000 dólares anuales.

Durante las travesías de los científicos, las muestras recolectadas con los sumergibles son colocadas en un congelador grande en el barco investigador.

Cuando regresan a Harbor Branch, los investigadores muelen pequeños pedazos de los especímenes junto con alcohol etílico. Luego filtran la mezcla y la colocan en tubos de ensayo, produciendo extractos de color brillante como las esponjas que recolectan.

Los extractos son colocados en pequeños contenedores con células cancerosas desarrolladas en el laboratorio. Si el extracto mata al 50% o más de dichas células, es sometido a más pruebas, pero la gran mayoría no proporciona resultados alentadores.

El gigante farmacéutico suizo Novartis Pharma está trabajando para desarrollar una medicina a partir del compuesto. Las pruebas muestran que en concentraciones bajas, éste es al menos tan efectivo como el Taxol, una medicina de uso muy común contra el cáncer, dijo Wright.

"Es como un embudo en que uno pone gran cantidad de materiales y termina con muy pocos", dijo Gordon Cragg, jefe de la división de productos naturales del Instituto Nacional Contra el Cáncer. "Pero desde luego, la máxima recompensa ocurre cuando uno descubre algo bueno".

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