En Filadelfia, una paciente esquizofrénica vive convencida desde hace varios años de que Bill Clinton está enamorado de ella, de tal suerte que cuando apareció en escena Monica Lewinski estaba tan molesta por la falta de lealtad del entonces presidente que quiso matarlo. Ese mundo irreal fue creado como producto de su enfermedad: esquizofrenia.
Quien atiende a la mujer es el doctor Richard G. Petty, neurólogo y psiquiatra inglés adscrito al hospital de la Universidad de Pennsylvania, quien explica para saludymedicinas.com.mx que este tipo de enfermos desarrolla creencias inusuales, fuera de la realidad. Acota que es común que piensen que la gente los observa o espía, que alguien quiere matarlos y algunas veces imaginan que son personas famosas.
Este tipo de comportamientos atípicos o anormales, señala el también endocrinólogo, provocan en el enfermo distorsiones para comunicarse, son ilógicos, titubean, se deprimen y dan respuestas complejas a preguntas muy simples. Además, pierden la capacidad de pensar racionalmente, así como la fuerza de voluntad, al grado que muchos se vuelven ermitaños y viven dentro de ellos mismos.
¿Qué la produce?
Aunque no se conocen las causas exactas de este padecimiento, se presume que la carga genética es determinante. Así, los hijos de un padre esquizofrénico tendrán 10% más riesgo de contraer la enfermedad que el resto de la población, pero si los dos padres la padecen, la probabilidad sube a 40%. La incidencia de la enfermedad en las diferentes razas es exactamente la misma, afirma el especialista, a excepción de la población negra inmigrante a Inglaterra, que presenta riesgo más alto por factores hereditarios, principalmente.
El doctor Petty comenta que algunos investigadores han logrado descubrir los genes implicados en esta enfermedad, información que será utilizada para aplicar medicamentos específicos a diferentes tipos de enfermos. "Estamos haciendo progresos muy rápidos para poder descifrar qué sucede a partir del flujo de la sangre en el cerebro, lo que nos permitirá saber en qué área debemos colocar el tratamiento e identificar diferencias entre hombres y mujeres. El futuro es alentador, pues pensamos que muy pronto las drogas no serán necesarias”, agrega.
La esquizofrenia afecta actualmente al 1% de la población mundial, aproximadamente 50 millones de personas, y se estima que 33 millones de ellas se encuentran en países subdesarrollados.
El especialista abunda sobre la sintomatología de la esquizofrenia, una de las enfermedades más comunes entre los padecimientos mentales que se consideran severos: “Imagine por un momento que un sonido persistente se transforma en un murmullo, que el aire acondicionado le susurra órdenes que debe cumplir o que a través de televisión o radio escucha que su hermano es un ladrón y quiere robarle su reloj. Algunos otros enfermos están plenamente convencidos de ser un personaje famoso, digamos Jesús, y tratan a sus amigos o familiares como si fueran sus apóstoles”.
Hace 200 años apareció por primera vez la descripción de esta enfermedad en documentos médicos, mismos que refieren que los esquizofrénicos eran catalogados como gente peligrosa y poseída por el demonio, de tal suerte que eran confinados a cárceles y hospitales, lugares donde en vez de cama recibían una jaula. El doctor Petty informa que fue hasta la mitad del Siglo XX que apareció la primera droga que revolucionó el tratamiento de esta demencia, tanto así que las clínicas que albergaban 40 mil pacientes se vaciaron; actualmente el fármaco está en completo desuso.
Hacia 1959 se descubrió haloperidol, medicamento que hoy es de prescripción limitada, pues presenta efectos secundarios similares a las reacciones que sufren los enfermos del Mal de Parkinson, como movimientos agresivos y muy desagradables (que generalmente son irreversibles) de la boca, depresión y problemas hormonales que en los hombres provocan impotencia y pérdida de la habilidad para disfrutar del sexo, en tanto que a las mujeres les genera problemas menstruales.
“Desde hace tres años -señala el neurólogo- se utiliza un medicamento cuya sustancia activa es olanzapina, que funciona en cuatro de los sistemas cerebrales que están involucrados en el desarrollo de los síntomas. De esta manera, al hacer que la droga actué simultáneamente en esos sistemas, se ha logrado mejorar el pensamiento de los enfermos, que las manifestaciones desaparezcan y que tengan energía y entusiasmo, cosas que los fármacos anteriores no hacían”.
La importancia de los medicamentos para reintegrar al paciente a una vida normal es fundamental, pero debe complementarse con una terapia psiquiátrica que involucre a la familia del enfermo. “Mediante un reentrenamiento los enfermos esquizofrénicos pueden volver a comprender cosas que para la mayoría de nosotros son elementales, como saludar a otra persona, el significado de estrechar una mano, cómo dirigirse a una mujer y por qué un individuo no puede quitarse los pantalones en la calle”.
Para calmar la esquizofrenia
Mientras no se conozcan las causas de la esquizofrenia -o de las distintas enfermedades englobadas en este término-, todos los tratamientos disponibles sólo pueden ser sintomáticos y paliativos.
En el tramiento de la esquizofrenia y otras enfermedades mentales, una de las líneas más novedosas es la neuroprotección, entendida como el esfuerzo por mantener y restaurar la mayor integridad posible de las interacciones celulares del cerebro, dando como resultado que la función neuronal se mantenga en general sin perturbaciones.
La controvertida eritropoyetina, o EPO, una sustancia que se utiliza para tratamientos médicos, pero también como dopante en el deporte, es la primera sustancia con potencial neuroprotector que va a probarse en un ensayo piloto.
Los autores de una investigación publicada en la revista Molecular Psychiatry ya han dado los pasos previos para iniciar en varones un ensayo clínico multicéntrico, destinado a valorar el potencial neuroprotector de la eritropoyetina en la esquizofrenia. El ensayo se está llevando a cabo en Alemania y sus resultados se conocerán en 2004.
Antes de llegar a este punto, los investigadores habían conseguido responder en animales de laboratorio tres preguntas clave: ¿Puede la eritropoyetina llegar al cerebro a través de una barrera hematoencefálica (sangre-cerebro) intacta, si se aplica por vía intravenosa? ¿Pueden detectarse las zonas de unión de la eritropoyetina en el cerebro de pacientes esquizofrénicos? ¿Puede beneficiarse el funcionamiento cognitivo mediante eritropoyetina en pacientes esquizofrénicos?
Los autores respondieron afirmativamente a las dos primeras y consiguieron demostrar que la eritropoyetina, aplicada periféricamente, mejora el funcionamiento cognitivo en ratones en un contexto de tareas de aversión en las que participan los circuitos cerebrales que, según se cree, se ven afectados por la esquizofrenia en humanos. A lo largo de la pasada década ha quedado claro que, además de un desarrollo cerebral perturbado, en el avance de esta enfermedad cerebral influyen continuos procesos neurodegenerativos. No obstante, los mecanismos moleculares y celulares que explican las diversas disfunciones de la psicosis esquizofrénica distan mucho de estar claros, como el deterioro cognitivo (llamado demencia precoz hace 100 años) que ocurre durante los primeros episodios de la psicosis esquizofrénica.
La terapia neuroléptica, uno de los mayores logros de la psiquiatría en las últimas décadas, ha preparado el terreno para nuevas terapias que tengan como objetivo influir en el curso de la enfermedad: la reducción de los síntomas psicóticos (paranoia, alucinaciones) mediante tratamiento neuroléptico es un prerrequisito para establecer una interacción terapéutica estable entre pacientes y terapeutas. Sin embargo, es improbable que el tratamiento neuroléptico influya por sí solo en el curso neurodegenerativo de la esquizofrenia. Por consiguiente, parece que merece la pena probar una terapia neuroprotectora que sea bien tolerada y segura.