Agencias
NAJAF, IRAQ.- Un vehículo cargado de explosivos estalló ayer en la mezquita más venerada de Iraq matando a 82 personas, entre ellas al ayatolá Mohamed Baqir al Hakim, uno de los clérigos musulmanes shiitas más respetados de Iraq, dijo un médico en el hospital central de la ciudad. Es el peor atentado terrorista en Iraq desde que las fuerzas estadounidenses entraron el nueve de abril en Bagdad y derrocaron al régimen de Saddam Hussein.
El doctor Safaa al-Ameedi, jefe del personal médico en el hospital central de Najaf, a 175 kilómetros al suroeste de Bagdad, dijo que en el atentado habían sido heridas 229 personas, algunas de ellas de gravedad.
El hospital estaba atestado de personas que buscaban información sobre sus familiares. El atentado ocurrió mientras millares de personas iban saliendo de la mezquita, dijo al-Ameedi.
El atentado ocurrió poco después que el imán pronunció un sermón pidiendo la unidad iraquí y solicitando la ayuda árabe para reconstruir Iraq, según dijeron testigos.
"Vi a al Hakim abandonar la mezquita luego del sermón y momentos más tarde hubo una gran explosión. Había muchos cadáveres", dijo Abdul Amir Jassem, un comerciante de 40 años que estaba en la mezquita. "Él había orado por la unidad iraquí".
El coche bomba fue colocado en la entrada sur de la mezquita de Ali y explotó cuando la gente comenzaba a salir.
La arcada en ladrillo se derrumbó sobre la muchedumbre y nueve cadáveres fueron sacados, pero numerosos cuerpos están bajo los escombros.
Un restaurante situado frente al mausoleo, lleno de gente, se vino abajo con sus clientes y numerosas personas están bajo los escombros.
Cinco autos fueron destruidos y uno de ellos fue proyectado a más de cien metros. La policía iraquí trata de sacar cadáveres.
"Quienes hicieron esto son traidores y bastardos. No son verdaderos iraquíes", dijo Nagih Salah, un camionero de 40 años de edad que se hallaba en la vereda opuesta de la mezquita al ocurrir la explosión.
Varios vehículos cerca del lugar del atentado eran restos retorcidos de metal. Comercios cercanos eran pilas de escombros humeantes.
Ahmad Chalabi, líder del Congreso Nacional Iraquí y miembro del Consejo de Gobierno interino de Iraq, acusó en el canal de cable Al Yazira a Estados Unidos por no ofrecer seguridad. Chalabi dijo que el atentado había sido la obra de simpatizantes de Saddam, que intentan crear enfrentamientos religiosos en el país.
Chalabi culpó del ataque al mismo grupo que destruyó el 19 de agosto la sede de las Naciones Unidas en Bagdad causando al menos 23 muertos. No ofreció evidencia alguna para respaldar su acusación.
Testigos dijeron que muchas personas murieron y varias docenas resultaron heridas. Una muchedumbre estaba sacando cadáveres y restos de cuerpos de negocios que se hallaban frente a la mezquita, que fue destruida por la explosión.
Algunos azulejos saltaron de la mezquita. Podía verse un cráter de un metro y medio de diámetro en una calle, frente al santuario.
Consecuencias devastadoras
Miles de personas se manifestaron entonces en Nayaf, 175 kilómetros al sur de Bagdad, en una muestra de rabia y ultraje por el atentado, del que muchos responsabilizan a miembros del antiguo régimen de Saddam Hussein. Pero consecuencias de este atentado pueden ser devastadoras dentro de la comunidad shiita (que constituye el 63 por ciento de la población iraquí), puesto que es previsible que el ataque dispare las tensiones internas por el liderazgo.
El ayatolá Mohamed Báquer al Hakim era el líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq (CSRII), uno de los partidos con mayor número de seguidores, aunque había dejado la dirección política en manos de su hermano Abdelaziz. Era además miembro de una de las familias más influyentes de la comunidad shiita de Iraq; su hermano, Abdul Aziz al Hakim, es uno de los nueve miembros del Consejo de Gobierno provisional iraquí que presiden el país en turnos de un mes.