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Estalla violencia en escuela

POR MARÍA ELENA HOLGUÍN

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- La violencia se apoderó de la escuela primaria “Emilio Carranza” ayer por la tarde, en que padres y madres de familia se insultaron y golpearon ante las miradas de pánico y desconcierto de las alumnas y de elementos preventivos y ministeriales que sólo se mantuvieron al margen de la situación.

El detonante fue que la Subsecretaría de Educación en la Región Lagunera de Durango emitió los oficios de comisión, mediante los cuales se notificaba de su reubicación a otros planteles a las maestras Diana Estivaliz García Villarreal, Yolanda Hernández, María Imelda Morales Valenzuela, Socorro Muñoz Pérez, Velia Alicia Domínguez y Olga Patricia Alonso.

Rosa Amalia Téllez Fernández, subjefa de Asuntos Jurídicos y Laborales de la Subsecretaría, se presentó alrededor de las 12:30 horas en el plantel, con el propósito de entregar a cada una de las seis maestras sus oficios de comisión, pero éstas se negaron a recibirlos.

La reubicación de las seis maestras es una de las conclusiones de la auditoría que la Secretaría de Contraloría del Estado practicó al plantel educativo y cuyos resultados se dieron a conocer el pasado día cuatro.

El sólo hecho de saber que la autoridad hacía válido ese resultado, enardeció los ánimos del grupo de padres de familia que, encabezados por la organización política Consejo Coordinador Obrero Popular (Cocopo) apoyan a las seis maestras y quienes se oponen a que la directora, Alicia Murga Calvo, ingrese a la escuela.

Comenzaron a concentrarse en la entrada de la escuela y a impedir la salida de las niñas, a quienes pretendieron reunir para apoyar su manifestación.

La maestra del tercer grado sección “A”, María Elena Díaz Posada, tuvo que encerrarse en el salón junto con sus alumnas, después que toda la ira de los manifestantes se abalanzó contra ella sólo porque se negó a que las niñas del grupo salieran al patio y se sumaran a la movilización, que ya para entonces era un cúmulo de gritos de rechazo a la salida de las maestras.

La profesora dijo que fueron las alumnas del sexto grado, de la maestra Imelda Morales, quienes le pidieron la salida de las niñas y ante la respuesta negativa comenzaron a patear la puerta.

“No han dejado de agredirnos todo el tiempo... mi única culpa es trabajar porque la escuela esté mejor y estar a favor de la directora, quien al igual que las otras dos directoras no se ha llevado un sólo peso de las actividades que aquí se desarrollan”.

Padres de familia que custodiaban la puerta del aula donde permanecía la maestra Díaz y sus alumnas, fueron agredidos primero con insultos y después a golpes, por parte de las madres de familia y los miembros del Cocopo, quienes desde el patio de la escuela reclamaban la salida de la profesora, acusándola de haber golpeado a una de las alumnas.

Varios conatos se registraron en medio del amotinamiento entre los jefes de familia que mostraron indignación al ver a sus hijas asustadas y que rompían en llanto y quienes insisten en que las seis maestras se queden en la escuela.

El director de Seguridad Pública, Arturo López Aguilera, acudió acompañado por algunos elementos preventivos y del Grupo Operativo de Reacción Inmediata, pero la corporación no intervino por el hecho de que los enfrentamientos se daban al interior de la escuela.

Minutos después llegaron elementos de la Policía Ministerial y el agente del Ministerio Público de Delitos Diversos de la mesa Uno, Aurelio Urbina Suárez, quien tomó conocimiento del conflicto y conminó a las personas que resultaron agredidas a denunciar penalmente.

María Elena Díaz fue la única persona que permaneció en el interior de la escuela, de la que prácticamente salió huyendo custodiada por jefes de familia (los policías se hicieron a un lado), mientras el grupo inconforme le lanzaba toda clase de insultos y daba muestras de intentar agredirla.

Varias madres de familia se mostraron indignadas por la tensión y la inseguridad que estos hechos habían provocado entre sus hijas, al grado de que mejor las cambiarían a otro plantel.

“No es posible que por la inconformidad de 20 gentes estemos así”, expresaron.

PROBLEMA IRRESUELTO

El conflicto por el que atraviesa la escuela primaria “Emilio Carranza” se torna cada vez más grave al estar rodeado por un clima de tensión y violencia.

· Aunque desde el pasado día cuatro se determinó que la directora del plantel, Alicia Murga Calvo, no tenía ninguna responsabilidad en las acusaciones de mal manejo de recursos, no se ha reincorporado a sus labores, por oposición de un grupo de padres de familia.

· La Secretaría de la Contraloría del Estado también resolvió la reubicación de seis maestras que han generado desestabilización, pero éstas se negaron a recibir los oficios de comisión.

· La tercera auditoría que estuvo a cargo de la Contraloría fue a petición de ese grupo de padres de familia, quienes acusan a la directora de disponer de las cuotas y de dar un mal trato a las alumnas.

· Las corporaciones policíacas no intervinieron en los enfrentamientos que se registraron ayer entre padres de familia, pero conminaron a los afectados a denunciar penalmente.

· La actividad escolar en el plantel transcurre bajo un clima de tensión ante la presencia casi permanente de las personas que se oponen a que Murga Calvo regrese a la dirección.

FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón

Demandan seguridad en el plantel

La directora de la “Emilio Carranza”, Alicia Murga Calvo; la profesora María Elena Díaz y la sociedad de padres de familia, demandaron que se restablezca la seguridad en el plantel y que las autoridades procedan en contra de los dirigentes del Consejo Coordinador Obrero Popular (Cocopo).

En forma conjunta, las tres partes coincidieron en que la Subsecretaría de Educación no ha hecho válidos los resultados de la auditoría que practicó la Contraloría estatal, y que está esperando a que los padres de familia se enfrenten “y hagamos su trabajo al tratar de poner en alto la imagen de la escuela”, mientras las alumnas de las seis maestras que deben reubicarse están siendo manipuladas para que hagan acusaciones.

Murga Calvo dio a conocer el dictamen, aunque según dijo fue entregado de manera incompleta porque las autoridades educativas pretenden ocultar otros resultados: la recomendación por parte de Contraloría de fincar responsabilidades a funcionarios que se han mostrado complacientes o han cedido a las presiones del grupo político que está posesionado de la institución.

Consideró que el fondo del problema es que la Subsecretaría está “negociando” con el Cocopo para que dichos funcionarios no resulten afectados.

Acompañada por algunas madres de familia, la directora de la escuela cuestionó que ninguna de las corporaciones policíacas haya intervenido en los enfrentamientos registrados a la hora de salida de clases, a pesar de que presenciaron los actos vandálicos de algunos padres de familia encabezados por el Cocopo y quienes patearon las puertas y trataron de romper los vidrios del salón de clases donde se resguardó la maestra María Elena Díaz.

Tampoco se ha procedido penalmente en la denuncia por despojo que fue presentada por la directora en contra de los Villarreal, desde que tomaron las instalaciones de la escuela a mediados de enero pasado.

“No sé qué arreglos tenga ese grupo o cuál de todos los políticos que hay en el estado los esté apoyando, al grado de que el mismo secretario de Educación me ofreció reubicarme a otro plantel o darme una incapacidad para acallar sus reclamos”.

Murga Calvo dijo que sin embargo no renunciará al cargo, aunque al igual que María Elena Díaz no regresarán al plantel hasta que se restablezca la seguridad en el mismo, pues el enfrentamiento ocurrido el viernes fue “la gota que derramo el vaso” en el conflicto.

Graciela Donají Sánchez Pulido, presidenta de la sociedad de padres de familia dijo por su parte que sin violencia, sino jurídicamente, los jefes de familia defenderán la imagen de la escuela.

Por otra parte mencionó que se exigirá la intervención de los organismos de defensa de los derechos humanos, pues las niñas están bajo una tensión constante por compañeras que las agreden y ya no quieren ir a clases, debido a que algunas resultaron arañadas durante la reyerta.

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