El fin de semana pasado, dos eventos políticos tuvieron impacto sobre nuestro medio regional.
El primero concierne a la elección federal extraordinaria en el Distrito Seis de Coahuila con residencia en Torreón y el segundo, al proceso interno del Partido Revolucionario Institucional para elegir candidato al Gobierno de Durango.
El proceso federal se caracterizó por un alto índice de abstención, que implica la concurrencia aproximada del veinticinco por ciento de electores a las urnas. Es cierto que se trata de una elección extraordinaria y por tanto sin precedentes, convocada a raíz de la anulación del proceso del seis de julio pasado. Sin embargo, la singularidad del reto hizo suponer que partidos y candidatos darían lo mejor de sí, cosa que por lo visto no ocurrió.
Se alza con el triunfo la candidata del PRI Laura Reyes-Retana y con ello rompe una racha de dos derrotas al hilo en menos de dos años. Lo escaso de la votación obtenida, diez mil sufragios por debajo de los que recibió en la elección ordinaria de hace cinco meses, la priva de toda posibilidad de festinar, porque fue elegida por veinticuatro mil votos en un padrón de ciento noventa mil electores, lo que implica un paupérrimo doce por ciento.
Desde luego no llega a ser una victoria pírrica la de Laura pero deviene engañosa, en la medida en que el grupo político que la apadrina desde el Palacio Rosa ya acaricia la posibilidad de lanzarla de nuevo como candidata a la alcaldía con base en esta magra votación que desde luego, está muy lejos de acreditar que sea una candidata capaz de arrancar el entusiasmo de los votantes.
Lo cierto es que el PRI apostó al abstencionismo e hizo una campaña de bajo perfil y poca intensidad, con el objeto de potencializar los efectos de su voto duro. Aún en esto falló, porque ni en su peor derrota en la elección del año dos mil, el PRI ha obtenido tan pobre votación en el referido Distrito Seis. Es lamentable que el PRI y que cualquier otro partido, cifren sus posibilidades de éxito en la deserción cívica en la que tiene su origen la abstención.
Sin embargo el color gris de la jornada no sólo es culpa del PRI. Al panismo de Torreón y de Coahuila corresponde una buena parte de esta responsabilidad, que implica la pérdida de la única diputación de mayoría obtenida por Acción Nacional en la elección ordinaria.
La falta de una propuesta electoral clara, explícita y razonada, la apatía de los candidatos y el peso de una burocracia partidista ineficiente y obesa, justifican el alegato del presidente Fox cuando frente a la interpelación sobre los malos resultados del PAN en la elección del seis de julio pasado exclamó: Yo no anduve de candidato.
Por lo que hace al proceso interno para elegir candidato a la gubernatura de Durango, también ofrece elementos de reflexión.
El ex alcalde de Gómez Palacio Carlos Herrera Araluce, por virtud de su fuerza propia y con el presunto apoyo del gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, acomete el camino hacia la candidatura que a la postre le es arrebatada por una coalición de fuerzas bajo la consigna: Todos contra Herrera.
Lo apretado del resultado amenaza con fracturar al PRI de la Nueva Vizcaya casi por mitad, tomando en cuenta que en la Región Lagunera de Durango los cuadros de ese partido son casi prolongación de la estructura empresarial de Herrera Araluce. A lo anterior se agrega que el empresario y político gomezpalatino, reacciona con una actitud contradictoria según la cual apoyará al candidato Ismael Hernández Deras, al tiempo que anuncia que se retira de la política, lo que entraña una incongruencia.
La situación que es objeto de comentario abre oportunidades a la oposición, que serán aprovechadas en la medida en que solvente sus divisiones internas y salga del marasmo en que se encuentra.