21 octubre 2003
Washington, (EFE).- El ex presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada advirtió en una entrevista de los "grandes peligros" que amenazan a su país si continúa la radicalización de las posiciones tras su renuncia la semana pasada.
Sánchez de Lozada, que llegó a Miami el pasado sábado, horas después de abandonar el cargo, y a Washington el lunes, se mostró muy preocupado por la situación de Bolivia e insiste en que con su renuncia "los problemas del país no han desaparecido".
Bolivia, según Sánchez de Lozada, se encuentra ahora mismo en una situación tremendamente polarizada, que podría dar lugar a enfrentamientos "étnicos y de clase contra clase" y a una "desintegración nacional".
Por ello instó a las partes a resolver sus diferencias por la vía legislativa y "encontrar una forma de debate que no sea a través de la calle".
Una muestra de esa polarización es el "cuasi golpe de Estado" que causó su caída, "bien financiado por fuerzas cuasi narcosindicales, cuasi terroristas, elementos antisistémicos y antiglobalización", se lamentó Sánchez de Lozada, quien se quejó también de la falta de apoyo que encontró en sus últimos momentos de mandato.
En concreto, citó la retirada del respaldo de su vicepresidente y sucesor, el independiente Carlos Mesa, cuando las manifestaciones contra Sánchez de Lozada empezaron a causar los primeros muertos, hace diez días.
El abandono de Mesa supuso que "ya no pude seguir peleando". Sin embargo, aseguró que no guarda resentimientos y "lo importante es que se haya guardado el hilo democrático".
En este sentido, expresó su esperanza de que la "tregua" ofrecida por el líder de la oposición y de los cocaleros, Evo Morales, al nuevo presidente se convierta en algo duradero que pueda aprovecharse para lograr la paz social en su país y las partes "hagan todo lo posible por salir adelante".
"Ojalá que no vengan con exigencias imposibles", declaró Sánchez de Lozada, en referencia a las demandas del Movimiento al Socialismo (MAS) y los sindicatos para que se nacionalice el gas boliviano.
Esta exigencia, frente a los planes del Gobierno de Sánchez de Lozada para la construcción de un gasoducto que permitiera la exportación de esta materia prima a México y EEUU, precipitó la crisis que provocó la dimisión presidencial.
El gasoducto y la privatización de este sector motivó una serie de manifestaciones violentas en el último mes, en especial en La Paz y la localidad de El Alto, en las que murieron medio centenar de personas.
Mesa ha planteado la convocatoria de un referéndum para decidir sobre el futuro del gasoducto.
El movimiento que dirige Morales calcula que, si el gas se vende en las condiciones actuales, Bolivia sacará un provecho de 50 millones de dólares por año, mientras que si su propiedad se revierte al Estado y se industrializa, los beneficios anuales resultantes de su venta al exterior podrían ser de 1.300 millones de dólares.
Sánchez de Lozada considera que para superar la situación Bolivia requiere de un decidido apoyo exterior. Durante su mandato, solicitó al presidente de EEUU, George W. Bush, una ayuda de 150 millones de dólares que no le llegó nunca.
"Washington hubiera podido hacer más, pero no vale la pena lamentarse ahora", opina el presidente, quien también expresó su desencanto por la falta de apoyo que encontró en los últimos meses por parte del presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien en abril de 2002 respaldó cuando fue sacado 48 horas del poder por un efímero golpe de Estado.
El país sudamericano, uno de los más pobres del continente, padece un índice de desempleo del 12 por ciento y su crecimiento medio en los últimos cuatro años ha sido de tan sólo el 1,4 por ciento, según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ex presidente boliviano asegura que aprovechará su estancia en Washington para presionar al FMI -que aprobó a principios de este mes la entrega de quince millones de dólares dentro de un programa de créditos de contingencia- y al Banco Mundial a que ofrezcan su ayuda al país sudamericano.
Aunque planea pasar una temporada en Estados Unidos -país donde cursó sus estudios universitarios- en tanto se clarifica la situación en su país, asegura que su meta es "regresar a Bolivia".
Recordó que aún mantiene la presidencia de su partido y le gustaría aportar su colaboración en las próximas elecciones municipales y contribuir a que la transición sea lo más ordenada posible.
Aunque su paso por la presidencia le ha hecho vivir unos momentos "duros e injustos", se declara decidido a "superar este episodio funesto": "aún estoy en la política", agregó Sánchez de Lozada.