Es simple la lectura del reporte dado a conocer ayer por la Secretaría de Hacienda correspondiente a las finanzas públicas del mes de enero.
Como consecuencia del importante aumento en el precio del petróleo, que produjo un incremento en los ingresos petroleros del 18 por ciento (comparando enero de 2003 con enero de 2002), el gobierno registró un incremento fuerte, de 267 por ciento, en su superávit presupuestal que en palabras simples y llanas es el monto en el que los ingresos del gobierno superan a los gastos.
Sobre todo, si se toma en cuenta que los gastos públicos de enero estuvieron relativamente contenidos, subiendo sólo un 3.6 por ciento.
Como diría Juan Pueblo, el gobierno foxista comenzó enero con el pie derecho en lo que respecta a sus finanzas públicas, aprovechando al máximo los elevados precios del petróleo en el mercado internacional, producto de los inquietantes temores de guerra.
Este superávit augura a partir de ya dos tipos de consecuencias, la primera es que mientras se mantenga esta situación no habrá recortes de gastos federales o habrá muchos menos que el año pasado.
La siguiente consecuencia es de naturaleza política:
Puede usted apostar doble contra sencillo a que arreciará el debate sobre el destino de estos recursos extraordinarios. Los gobiernos de los estados levantarán la mano para solicitar quedarse con una tajada de estos recursos extraordinarios. La oposición ?no lo dude- no tendrá empacho en señalar que estos ingresos podrían ser utilizados con fines electorales o favoreciendo estados panistas.
No faltará quién diga que habrá que meterle lupa a un fondo de >contingencia, en el caso de que llegue a constituirse, para estos excedentes no previstos.
Y es que el tamaño de estos excedentes (superávit) en enero contrastan de manera significativa con el déficit presupuestal registrado a lo largo de 2002.
No faltará tampoco quien señale que ¡cómo diablos le sobran al gobierno 11 mil millones de pesos en el mes de enero, en tanto que la situación económica del país y por supuesto de las personas, lucen por demás apachurrados! Sobre todo, porque mientras el sector público presume excedentes, los causantes le reportaron a Hacienda jugosos incrementos en el IVA durante el mes de enero, cuya recaudación se elevó 9.1%, alcanzando casi los 27 mil millones de pesos.
Por lo pronto, lo que sí es un hecho para evitar estos dimes y diretes y estas especulaciones políticas, es que el gobierno federal debe dejar absolutamente claro cómo, en qué términos y hacia dónde, serán destinados estos recursos excedentes.
Orientando, por supuesto, el manejo de estos recursos a fortalecer la economía, que en algunos sectores no da señales de vida ?como es el caso del sector manufacturero- y que se encuentra inhibida por la difícil situación económica internacional.
Después de todo, no hay que perder de vista el hecho central de que el presupuesto federal es un instrumento de desarrollo. ¿No cree usted?
n Desiderio Morales Pérez es economista, pionero de las secciones periodísticas de Economía y Finanzas en el norte de México.
E-mail: dmperez55@hotmail.com