19 septiembre 2003
Naciones Unidas, (EFE).- La Asamblea General de la ONU se opuso hoy a que Israel deporte o ponga en peligro la seguridad del presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, mediante una resolución adoptada por mayoría en la que también exigió el cese de la violencia.
La resolución fue presentada por el Movimiento de No Alineados (NOAL) y el grupo árabe tras fracasar sus intentos para que el Consejo de Seguridad adoptara un texto similar, vetado por Estados Unidos.
En la Asamblea, un total de 133 países votaron a favor de la resolución, a la que se opusieron EU, Israel, Micronesia y las islas Marshall. En la votación hubo 15 abstenciones, entre ellas la de Canadá, Australia y seis países latinoamericanos: Perú, Paraguay, Colombia, Nicaragua, Honduras y Guatemala.
La resolución, que condena los atentados suicidas y las ejecuciones extrajudiciales, y pide la aplicación del último plan de paz, fue adoptada tras un debate en el que la mayoría de oradores se opuso al exilio forzado de Arafat y se pronunció por reactivar la llamada "hoja de ruta".
Los propios representantes israelí y palestino estuvieron de acuerdo en que no hay solución militar al conflicto, pero no hubo más coincidencias y sus intervenciones reflejaron el clima de hostilidad entre las partes.
El representante palestino, Nasser Al Kidwa, subrayó que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y su gobierno representan una amenaza a la estabilidad de la región, "rechaza una paz real e insiste en el uso de la fuerza".
Al Kidwa denunció la "sangrienta campaña militar" de Israel contra los palestinos y lo acusó de violar la ley internacional al cometer ejecuciones extrajudiciales, destruir infraestructuras y viviendas, e imponer castigos colectivos. Según dijo, el Gobierno israelí intenta presentar sus acciones como parte de la lucha contra el terrorismo y solo busca "servir sus propios intereses políticos".
El delegado palestino se declaró en contra del terrorismo y condenó los atentados suicidas contra civiles israelíes, que no ayudan al pueblo palestino "ni al logro de sus objetivos".
Al Kidwa pidió "resucitar la hoja de ruta" y volver a la mesa de negociación, pero advirtió de que la aplicación del plan de paz será imposible mientras Israel no ponga fin a la ocupación de territorio palestino.
Por su parte, el embajador israelí, Dan Gillerman, consideró a Arafat "un obstáculo para la paz", que ha tenido una "falsa retórica de reconciliación" y que ha apoyado o tolerado el terrorismo.
Como hizo ante el Consejo de Seguridad, criticó la resolución porque no condena expresamente a la dirección palestina por no desmantelar la infraestructura terrorista.
También la rechazó por centrarse en la respuesta al terrorismo, y no en este problema y en sus víctimas, y descalificó la iniciativa de llevar a la Asamblea una resolución y celebrar un debate como un derroche de los recursos de la organización.
"Los delegados pueden no saber el exorbitante coste de esta sesión totalmente superflua", dijo el diplomático, quien confió en que surja un nuevo liderazgo palestino con quien poder dialogar.
También se opuso a la resolución el embajador de Estados Unidos, John Negroponte, quien la calificó de "desequilibrada" y dijo que no condena explícitamente los actos de terrorismo ni a los grupos que los cometen: Hamas, la Yihad Islámica palestina y los "Batallones de Mártires de Al Aqsa".
No obstante, señaló que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha rechazado la "eliminación" de Arafat o su exilio forzado y ésta sigue siendo su política.
Tanto Negroponte, como el embajador ruso, Sergey Lavrov, o el italiano, Marcello Spatafora, que habló en nombre de la Unión Europea, defendieron la "hoja de ruta" como la única alternativa posible para poner fin al conflicto e insistieron en la necesidad de empezar a aplicarla