EFE
MANILA, FILIPINAS.- Unos diez mil manifestantes fueron ayer dispersados en las calles de Manila cuando pedían la dimisión de la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, y del presidente del Tribunal Supremo, Hilario Davide, con el resultado de al menos un herido.
Tras varios días de protestas menores y en medio de rumores sobre un posible golpe de Estado, los manifestantes exigieron un “Gobierno civil de transición” y condenaron la decisión adoptada el lunes por el Supremo de declarar anticonstitucional el procesamiento de Davide.
Un tercio de los parlamentarios había apoyado con anterioridad procesar al magistrado por malgastar y desviar fondos del Alto Tribunal, pero tras la decisión del Supremo, y en una votación que se alargó hasta bien entrada la madrugada del martes, el Legislativo se mostró a favor de dar marcha atrás en el juicio político.
Davide, considerado por muchos un gran defensor de la democracia, fue quien tomó juramento a Gloria Macapagal Arroyo como presidenta tras la revuelta que derrocó, en enero de 2001, a Joseph Estrada, quien está encarcelado por corrupción a la espera de que concluya un interminable juicio.
Ayer después de tres horas de protestas en las calles del distrito financiero de Manila y tras rebasar el plazo para manifestarse pacíficamente, que vencía a las 17:00 hora local, las fuerzas de seguridad procedieron a dispersar con gases lacrimógenos a los congregados.
La situación se tornó en un gran caos, que se tradujo en carreras, escaladas a momentos y el asalto a fuentes y jardines de uno de los más lujosos hoteles de Makati, el exclusivo distrito financiero manileño.
Mientras se producía la dispersión de los manifestantes, el asesor presidencial para Asuntos de Seguridad Nacional, Roilo Golez, declaraba a los medios de comunicación local que detrás de esta gran protesta no hay ningún complot para derribar al Gobierno y que se trata de una simple manifestación.
La manifestación de ayer sigue a otra celebrada el martes mucho menos multitudinaria. El portavoz del grupo Hermandad de Guardianes de Filipinas, Ernesto Macahiya y uno de los organizadores de la multitudinaria manifestación de ayer, recalcó que “la presidenta no ha cumplido sus promesas de aliviar la pobreza y ha perpetuado una anarquía política permitiendo bloquear el procesamiento de Davide”.
Macapagal Arroyo se presentará a las elecciones del próximo año, pese a que en los últimos cuatro meses ha afrontado dos sublevaciones militares: la del sábado en la torre de control del aeropuerto y otra de mayor envergadura ocurrida en julio cuando más de 300 oficiales, pertrechados con armas y bombas, tomaron un edificio de Makati.
Tanto el coronel retirado Villaruel como los oficiales que se amotinaron en julio denunciaron la corrupción del Gobierno y exigieron la dimisión de la presidenta.
En respuesta a estos hechos, precisamente ayer se puso en marcha un comando especial del Ejército, formado por seis mil hombres, dirigido a acabar con los complot contra el Gobierno, terroristas e insurgentes, según detalló el martes el jefe de las Fuerzas Armadas, Narciso Abaya.