Durante la primaria, Brenda Aguilar confiesa haber sido una niña muy inteligente y dedicada, aunque después todo cambiaría, ya que tanto la secundaria como la preparatoria fue un periodo oscuro en el que sufrió, sobre todo para aprobar las tormentosas matemáticas, y donde rogaba a todos los dioses obtener el mínimo de calificación que era un siete.
Ya en la universidad volvió todo a la normalidad. Ahora sí le gustan las materias que cursa, y por ende pone toda su energía y entusiasmo.
Desde la secundaria, Martha Rodríguez tenía la visión muy clara de la carrera de Comunicación, no sólo por comentarios de familiares y amigos, sino porque ya le atraía. En aquel momento lo que más le llamaba la atención era la locución, lo demás se fue dando por sí solo. “Todavía se cree que el comunicador se dedica sólo a los medios, pero es una gran mentira, esta carrera es mucho más que eso, tiene muchos matices muy interesantes, eso lo podemos constatar a través de los congresos y eventos que las propias instituciones que tiene la carrera, han impartido”.
Karem Velázquez dice que “tengo una memoria televisiva, porque desde que era chiquita la televisión fue mi niñera electrónica, ya que mis padres trabajaban y las muchachas que me cuidaban, con tal de mantenerme quieta me tenían viendo la televisión todo el día.
Recuerdo programas y novelas de hace muchos años atrás, y la gente se sorprende por eso, además aprendí a leer a la edad de cuatro años porque gracias a Dios mi papá tiene el hábito de la lectura, así que yo tomaba sus libros y ahora es algo que me encanta hacer”.