EL PAÍS
BAGDAD, IRAQ.- La explosión de un depósito de armas que estaba siendo saqueado por una multitud causó al menos 30 muertos y una gran cantidad de heridos en una zona desértica cercana a la ciudad iraquí de Haditha, unos 250 kilómetros al noroeste de Bagdad, cerca de la frontera con Siria. Las víctimas perdieron la vida mientras buscaban restos de proyectiles de artillería para venderlos como chatarra. Según habitantes de la zona, las fuerzas de EU detuvieron a varios saqueadores y los entregaron a la policía local.
El incidente ocurrió el sábado, pero la noticia no llegó a Bagdad hasta ayer, difundida por la televisión árabe Al Yazira. “Esta gente no sabe nada de armas. Sólo buscaba ganar algo de dinero ilegalmente”, declaró Ibrahim Husein, un residente de Haditha, ciudad de mayoría suní. Desde la caída de Sadam, en abril, los saqueos son moneda corriente en Iraq. En Fallujah, otro importante bastión suní cercano a Bagdad, tres civiles iraquíes murieron el domingo al ser arrollados en su camioneta por un vehículo militar que evacuaba a un periodista herido, según confirmó ayer el mando central del Ejército de EU en Iraq. El periodista, que trabaja para la cadena de televisión norteamericana NBC y estaba asignado a una unidad militar, fue alcanzado por una granada lanzada por desconocidos contra una patrulla. Anoche permanecía ingresado en un hospital militar de la capital.
Washington culpa a miembros del partido Baaz de Saddam y a fedayines leales a su régimen de los ataques que diariamente sufren sus fuerzas en Iraq. Al menos 30 soldados estadounidenses y británicos han muerto desde que Bush declaró el fin de las operaciones militares en Iraq, el 1 de mayo. Las fuerzas de EU lanzaron el domingo la Operación Sidewinder con el objetivo de capturar a quienes se resisten y crear un ambiente de normalidad que ayude a calmar la inquietud de la población por la falta de seguridad. En las primeras 48 horas de la operación han sido detenidos 180 sospechosos, la mayoría en Bagdad y las zonas del noroeste de la capital.
Pero la Administración provisional estadounidense y su máximo representante, el diplomático Paul Bremer, recibieron ayer un jarro de agua fría de uno de los principales líderes religiosos chiíes de Iraq, el ayatolá Alí Sistani, que emitió un decreto, o fatwa, en el que pide la convocatoria inmediata de elecciones para que los iraquíes elijan a sus propios representantes políticos. Sistani, uno de los máximos guías espirituales de la comunidad chií, que representa entre el 55 por ciento y el 70 por ciento de la población de Iraq, expresó su oposición a los planes de Bremer de crear un consejo que redacte una Constitución. El ayatolá Sistani prefiere que los propios iraquíes elijan directamente a los encargados de redactar la Carta Magna. Estados Unidos sufrió otro revés en la ciudad santa chií de Nayaf, en el sur de Iraq, donde sus soldados tuvieron que detener al gobernador interino de la provincia y a 60 colaboradores bajo la acusación de secuestro y fraude. El nombramiento del suní Abu Haydar Abdul Munim por las fuerzas de ocupación irritó a la población de Nayaf. “Hemos dicho siempre que cometeríamos errores y, en vista de su comportamiento, está claro que su nombramiento fue un error”, dijo un portavoz estadounidense en Bagdad.