Reuters
BAGDAD, IRAQ.- Una bomba explotó ayer en una transitada carretera de Bagdad y causó la muerte de al menos cuatro iraquíes y un soldado estadounidense, cuando un minibús y una caravana militar viajaban en dirección contraria, según testigos y efectivos de la policía.
El ataque se produjo antes de la visita a Iraq del secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, uno de los arquitectos de la guerra que derrocó al presidente Saddam Hussein y está ahora bajo fuerte presión por el caos de la posguerra.
La policía dijo que 16 iraquíes resultaron heridos tras la explosión en Bagdad —uno de dos incidentes contra una caravana militar estadounidense en la capital— mientras muchos musulmanes se dirigían a las mezquitas para sus oraciones. No se reportaron víctimas en el segundo ataque.
En el ataque fatal, sin embargo, el Ejército estadounidense informó en un comunicado que el explosivo estalló tras el paso del primer vehículo de una caravana de tres y que un soldado perdió la vida.
La explosión también impactó al minibús. Todas sus ventanas se hicieron añicos. En el pavimento había manchas frescas de sangre. El explosivo también causó daños en tiendas aledañas y dejó un profundo cráter en la carretera.
El capitán de la policía iraquí Sami Hadi, que se encontraba en el lugar de los hechos, dijo que la explosión fue causada por una mina colocada cerca de una congestionada zona comercial y una popular mezquita en un área de la ciudad conocida como “la nueva Bagdad”.
“La mina fue activada por control remoto”, dijo. “Estos son terroristas, no les importa si hay iraquíes en los alrededores”.
Con este ataque ya suman 190 los soldados estadounidenses que han muerto en Iraq desde que Washington declarara el primero de mayo que los combates principales habían concluido. Asimismo, muchos iraquíes pierden la vida casi a diario en agresiones guerrilleras o en tiroteos de las tropas de Estados Unidos.
Este ataque ocurrió un día después de que Estados Unidos instó a la OTAN a considerar una mayor participación en la pacificación de Iraq.
Ira popular
Muchos iraquíes se pusieron furiosos con el ataque. En un hospital cercano al lugar de la explosión, seis mujeres vestidas de negro, todas parientes de las víctimas, lloraban desconsoladamente.
Saad Yassin, propietario de una tienda y amigo de un iraquí que murió en la explosión, dijo: “¿Dónde está la policía? ¿Cómo se pueden colocar minas como ésta?” “Ni la policía ni el Consejo de Gobierno ni los norteamericanos están dirigiendo este país. Esta nación está a la deriva”, señaló.
Otra bomba en una carretera impactó ayer a otra caravana estadounidense en Bagdad, pero no hubo muertos ni heridos. En el norte de la ciudad, un vehículo blindado se incendió, pero los informes sobre las causas de este incidente eran contradictorios.
Algunos testigos dijeron que podría haber sido un ataque de insurgentes. No se reportaron bajas y el ejército de Estados Unidos dijo que no tenía información al respecto.
En una muestra de apoyo a Washington, alrededor de mil iraquíes, incluidos muchos niños huérfanos de guerra, marcharon por Bagdad para protestar contra la violencia y demostrar su respaldo a la presencia de fuerzas lideradas por EU.
Es la segunda vez en dos semanas que numerosos manifestantes se reúnen para respaldar los esfuerzos de Estados Unidos por reconstruir el país.
Sin embargo, el sentimiento antinorteamericano aún persiste en muchas partes de Iraq. Moqtada Al-Sadr, un clérigo agitador opuesto a la ocupación liderada por Estados Unidos, amenazó con una huelga general si las fuerzas estadounidenses no liberaban a seguidores suyos que fueron detenidos recientemente.
Sadr dio un plazo de tres semanas.
“Perjudicará a los ocupantes y a nadie más”, dijo frente a miles de seguidores en la ciudad de Kufa, en el sur de Bagdad.