EL PAÍS
RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- Roberto Amaral, ministro de Ciencia y tecnología del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, acostumbra a dar sorpresas a la opinión pública. Así, la noche del lunes pasado, durante el acto conmemorativo de los 15 años de Industrias Nucleares de Brasil (INB), anunció que Brasil va a poder exportar uranio enriquecido a partir del 2014, “para anticipar el futuro”. La tesis del ministro es que Brasil, que ya posee centrales nucleares y que se prepara para construir la nueva central de Angra III, en el estado de Río de Janeiro, puede en el futuro ser un exportador mundial de uranio.
Ya en los inicios de su gestión, Amaral lanzó la bomba de que Brasil debería poder tener las posibilidades tecnológicas de producir armas atómicas. Se basaba en la idea de que el país quiere ser una gran potencia mundial en el futuro y que nadie puede prever los nuevos equilibrios mundiales.
El ministro fue obligado a retractarse afirmando que Brasil no estaba pensando en construir la bomba atómica. Esta vez nadie ha desmentido al Ministro que hasta ha anunciado donde se producirá el uranio, en la ciudad de Resende, entre Río y Sao Paulo. Y es que el gobierno Lula se ha liberalizado mucho en los temas ambientales. Por ejemplo, Lula, contradiciendo sus promesas electorales, ha permitido por este año la siembra de soja transgénica en todo el territorio nacional y acaba de permitir la importación de llantas usadas de automóviles de Uruguay. Al mismo tiempo, hay diputados federales del Partido de los Trabajadores (PT), como Ireneo Colombo, que defienden la reapertura de la autopista del Parque Natural de Iguasú, Patrimonio natural de la Humanidad, algo que la ministra Marina como ha calificado como “ un crimen ambiental de enorme impacto negativo que violenta la legislación actual”. Miembros también del PT, como Flamarion Portela, de Roraima, consideran además que las comunidades indígenas poseen demasiado territorio a su disposición y que podrían revisarse las fronteras de las reservas concedidas a los indios por los gobiernos anteriores. Mientras que también algunos ministros han amenazado con abandonar sus cargos si esto se realiza.