MÉXICO, D.F.- El mediocampista chileno Fabián Estay, señala: "Juego mejor en el Atlante que como lo hice en Toluca". Dieciocho años han pasado desde su debut en primera división y pensar en el retiro lo deprime.
De gozar se trata: los malabares del masajista y el futbol.
No le importa llegar tarde al asado que organizó el presidente atlantista José Antonio García. Cuando casi todos se han ido a la ducha, Fabián Estay disfruta el masaje a sus rodillas y luego el grueso vendaje que le robotizará las piernas.
Las cuida, las consiente después de 18 años en primera división.
"Quisiera jugar toda mi vida, pensar en el día del retiro me deprime. Tal vez en muchos años seguiré junto a la pelota, en un equipo de la tercera edad", dice frente a la reja donde lo ha esperado el reportero, no para hablar del futuro, sino del presente y acaso rescatar algunos pasajes del ayer.
Es capitán y figura del cuadro azulgrana, lo fue en la jornada ocho: recuperó balones, tocó con precisión, colaboró en los goles, corrió...
Después de la victoria sobre Cruz Azul el sábado pasado (3-1) alguien le comentó que había retomado el nivel mostrado en Toluca. Fabián, con molestia, optó por la mudez.
Pero inevitable es revivir aquellos atardeceres en La Bombonera.
Se aplana el cabello ensortijado y dice convencido: "Juego mejor en el Atlante que como lo hice en Toluca. Aquí soy mejor jugador".
La frase sorprende.
-¿Cuáles son tus argumentos? -Con los Diablos era todo un poco más fácil, porque la mayoría en el plantel eran futbolistas consagrados, campeones y con experiencia. Acá convivo con jóvenes y es mayor la responsabilidad.
-El peso del liderazgo... -No soy de los que gritan mucho, más bien aconsejo a los chicos: les digo que el futbol es generoso, pero también exigente.
De una u otra manera siempre visualizó vivir del balompié: durante su adolescencia tejió la ocurrencia de ser kinesiólogo de un equipo, pero a los 15 años le llegó la invitación de la Universidad Católica de Chile y apenas tuvo tiempo para terminar el bachillerato.
Dieciocho años que se han ido...
"Nunca he sido enemigo de la creatividad, aunque las presiones y los sistemas sean diferentes. Se recuerda mucho mi salida del América. Cierto, no fue ideal, pero me ayudó a madurar, salí fortalecido y lo reflejo en el campo", dice mientras saluda a lo lejos a Sebastián González "Chamagol", con quien ha hecho una dupla eficaz.
Con los Potros no juega en una posición tan libre como la que desempeñaba con los Diablos Rojos: ahora actúa más retrasado y el sacrificio es mayor para pintar jugadas de desborde como la del segundo tanto atlantista ante La Máquina.
-Corro mucho más que en mis años como toluqueño -insiste.
¿Y las anotaciones? Arañó una en el estadio Azul, pero el esférico se impactó en el travesaño.
Estrella sin red.
-Los goles son los que venden, los goleadores son siempre las figuras, pero muchos ignoran lo que hay detrás. En Atlante, por ejemplo, tenemos la suerte de tener a un hombre contundente como Sebastián González, pero él también tiene la suerte de tener como respaldo a un equipo que le crea varias opciones.
Día de masajes, de vendoletas que se enredan en las piernas.
A las 14:30, el convivio con García.
Estay llegará, quizás, a las tres o 3:30 horas.
Al atardecer, un poco de tenis y tal vez una salida al cine con Fabiana, Cony y Renata, sus hijas.
Y ahí, frente a la gran pantalla, se olvidará de las comparaciones: ¿Toluca o Atlante?.