TORREÓN, COAH.- La vida no tenía sentido para él, por eso se dio a la bebida. Luis Salazar Torres finalmente consiguió olvidarse del tedio en el que estaba sumido desde hace muchos años. Su afición por el alcohol lo llevó a la tumba.
Con 78 años de edad, soltero, Luis se convirtió en indigente cuando menos lo esperaba. Su raída y encorvada figura era conocida en la estación de Bomberos y en la ergástula municipal, donde se le veía seguido.
Su cuerpo sin vida amaneció frente al cuartel de los ?tragahumo?. Durante su última parranda, uno de sus vómitos terminó con su existencia.
A las 06:40 horas, elementos de Seguridad Pública acudieron a la esquina de avenida Delicias y calle Degollado, pues les reportaron a una persona sin vida, lo que fue verificado momentos después.
En cuestión de minutos hizo su arribo el personal del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, a cargo de Efraín García Galván, quien dio fe del cadáver ahí encontrado.
Uno de los uniformados acudió al domicilio del infortunado occiso, sito en calzada Colón No. 580 de la colonia Nueva Aurora, donde encontró a su cuñado Ladislao Alvarado Nájera, de 65 años, quien pernoctaba en la humilde vivienda con Luis.
No podía creerlo. El cuerpo sin vida de su amigo y cuñado estaba sobre el pavimento. A su lado un bote de plástico vacío. Fue su último ?alcoholito? como así le decía.
Al mismo lugar llegó también el hermano del difunto, Jesús de León Torres, de 67 años de edad, quien se llevó horrible sorpresa al ver a su consanguíneo sin vida.
El cuerpo de Luis Salazar Torres, fue trasladado al anfiteatro donde sólo se le practicaría un reconocimiento cadavérico.