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Falso debate

Sergio Sarmiento

“Hay que reconocer la magnitud de los problemas para tratar de implementar soluciones y que cada quién haga la parte que le corresponda”. Juan Ramón de la Fuente

El debate entre funcionarios de la UNAM y de la SEP acerca de si hay o no un déficit en educación media y superior parece completamente fuera de lugar. Poco importa en realidad si hay un número suficiente de lugares en las instituciones de instrucción para quienes quieren ingresar en ellas.

El problema es que quienes llevan a cabo sus estudios en esas escuelas no están encontrando empleo. Y esto significa que buena parte de los miles de millones de pesos que los contribuyentes mexicanos gastamos todos los años en esas instituciones se están desperdiciando.

La controversia se inició el pasado 14 de agosto cuando el rector de la Universidad Nacional (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, afirmó que hay un déficit en las instituciones públicas de educación medida y superior. En otras palabras, no hay suficientes lugares en las preparatorias y universidades para dar cabida a todos los que piden ingresar.

El subsecretario de Educación Superior, Julio Rubio, respondió que, más que de un déficit, debemos hablar de un problema de administración de la demanda y de falta de eficiencia terminal de las universidades.

La mayoría de los jóvenes buscan ingresar a unas cuantas instituciones públicas, entre ellas la UNAM, mientras que algunas escuelas se quedan con lugares disponibles. Por otra parte, la práctica de permitir que los estudiantes permanezcan durante años en las instituciones de educación sin terminar sus estudios despoja de lugares a otros jóvenes que sí habrían tenido la capacidad o la disciplina para concluir sus estudios en tiempo y con un desempeño adecuado.

Tengo la impresión de que cada uno de estos puntos de vista refleja una parte de la verdad. La demanda de lugares de educación pública media y superior sí parece ser mayor que la oferta en términos globales y lo es ciertamente en las instituciones más populares. Pero es verdad también que las prácticas de estas escuelas, como el trato preferencial a los “fósiles” que ocupan lugares sin ningún tipo de obligación, eliminan un gran número de lugares que de otra forma estarían disponibles para nuevos estudiantes más dispuestos al trabajo académico.

En esta discusión, sin embargo, se olvida lo fundamental. Las universidades del país se han convertido en un fraude gigantesco. La instrucción superior, que en un momento fue un pasaporte al empleo y a un nivel de vida cuando menos digno, ahora lo es al desempleo, a los bajos salarios y a la humillación.

De la artificialmente baja tasa de desempleo abierto que registra el INEGI, el 45.8 por ciento correspondía a personas con educación media y superior el pasado mes de junio. Esta cifra, sin embargo, no mide el número de universitarios que tienen que dedicarse a tareas que no tienen nada que ver con su preparación -que, por ejemplo, manejan taxis o realizan labor de ventas— o que deben conformarse con ganar salarios miserables después de haber dedicado muchos años a la instrucción.

Simplemente aumentar el número de lugares en las universidades públicas, como lo plantea el rector De la Fuente, no ayudaría en nada a los jóvenes, sino que serviría para ampliar aún más este gran fraude. Plantear que el Gobierno debe gastar más dinero en las universidades públicas para crear más lugares que satisfagan la demanda de estudios, sin prestarle atención a las condiciones reales del mercado laboral, es seguir engañando a los jóvenes para llevarlos a una vida de frustración.

Desafortunadamente la instrucción superior se ha convertido en un campo fértil para el populismo político. Grupos supuestamente críticos del Gobierno exigen más dinero del propio Gobierno para sostener y hacer crecer un sistema corrupto e ineficiente en el que se otorga pase automático a quienes no tienen capacidad académica, en el que se mantiene a jóvenes -y adultos- en las instituciones que no se interesan en estudiar, en el que se otorga un servicio caro a quienes no quieren aportar siquiera una parte mínima del costo y en el que se generan graduados que no tienen posibilidad de encontrar empleo.

Mientras estos problemas fundamentales no sean resueltos, de nada servirá discutir si el Gobierno debe crear plazas que respondan a una demanda. A veces no hay que preguntar si hay que gastar más, sino si cómo gastar mejor.

Guerra

La guerra continúa. Al Qaeda asume la responsabilidad del apagón en el noreste de los Estados Unidos y el sur de Ontario, Canadá, del 14 de agosto, una bomba destruye el cuartel general de las Naciones Unidas en Bagdad y hay un nuevo atentado en Israel.

Correo electrónico: sergiosarmietno@todito.com

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