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MÉXICO, DF.- A nivel nacional, todas las unidades médicas del IMSS, ISSSTE y Secretaría de Salud (SSA) enfrentan 30 por ciento de desabasto en medicinas, revela un diagnóstico elaborado por un grupo de expertos integrados por autoridades de las instituciones del sector Salud y empresarios.
Los resultados de este estudio que inició en marzo y concluyó en septiembre de 2002, el cual tuvo un costo de siete millones de pesos, identifica los principales puntos de desabasto y de claves médicas en el país: Inventarios deficientes, falta de sistemas de información, desórdenes en la distribución, compras innecesarias y problemas con las prescripciones médicas, además de escasez de recursos y corrupción.
De los medicamentos que mayor demanda tienen, y que no hay en los almacenes, son los que sirven para controlar la diabetes, los antihipertensivos y los relacionados a la pobreza.
De igual forma, este análisis determina los Estados con mayor rezago en abasto de medicinas, y en los que el Gobierno Federal enfocará todas sus baterías en los próximos meses: Chiapas, Estado de México, Jalisco, Tlaxcala, Coahuila, Durango, Hidalgo, Yucatán, Quintana Roo y Morelos.
Desde noviembre pasado, el Gobierno Federal inició un proyecto piloto en las clínicas y hospitales de Oaxaca y Veracruz, en donde se han comenzado a aplicar las recomendaciones de dicho diagnóstico, con resultados exitosos. Por ejemplo, la reducción de 73 por ciento de los inventarios no necesarios.
Entrevistado para ahondar más sobre los resultados de este estudio, Enrique Ruelas, subsecretario de Innovación y Calidad, asegura que la meta del presidente Vicente Fox al final de su sexenio es lograr un abasto de 100 por ciento en medicamentos que requiere la población en todo el país, de manera oportuna y a menor costo posible.
Para llegar a esta meta, afirma el funcionario de la SSA, será necesario hacer modificaciones, no sólo en la manera en cómo se distribuye y cómo se compran las medicinas, sino en la actitud de la población.
“La gente piensa que si va al doctor necesariamente le tiene que recetar, y no siempre debe ser así; tiene que ser un consumo racional de medicamentos, con oportunidad, que haya medicinas, pero que estén bien prescritas”, considera.
Asimismo, explica Ruelas que se pidió la asesoría de tres empresas externas para elaborar este diagnóstico a nivel nacional, y en la que participaron: una consultora (Atkearniz), La Bimbo y la Nestlé, estas dos últimas se les invitó como observadores por ser compañías líderes que tienen sistemas de distribución comprobados a nivel nacional e internacional.
A este grupo de análisis -agrega- se sumaron el subdirector de Prestaciones Médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la subdirectora General Médica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), así como los responsables de las áreas de compras.
“Se concluyó que el problema es mucho más complejo de lo que nos imaginamos”, reconoce, al tiempo que enfatiza que este problema es crónico y se arrastra desde hace muchos años.
Y detalla en exclusiva lo que arrojó este estudio: El manejo de inventarios deficientes provoca que en la mayoría de las unidades médicas se compren medicinas que no se necesitan o no se pidan aquéllas que sí se requieren.
Otro factor que genera el desabasto es el tiempo que tiene que esperar el personal de una farmacia para que le surtan de medicinas.
También se detectó que los médicos prescriben medicinas que no se encuentran dentro del Cuadro Básico (lista de medicamentos que rige en todas las instituciones del sector Salud), por lo evidentemente estas no estarán en las farmacias de las clínicas y hospitales, lo que causa molestia a los derechohabientes.
Este problema se deriva en parte a la influencia que tiene la industria farmacéutica que llega directamente a los médicos y les recomienda algún medicamento para prescribirlo a sus pacientes.
A esto hay que agregarle que muchas veces el médico tampoco está bien informado por parte de su farmacia de qué es lo que hay, y qué es lo que no hay.
Otra falla detectada por el diagnóstico, fue que pasa mucho tiempo entre una modificación del Cuadro Básico de Medicinas y el momento en que el médico se entera de esa modificación.
En cuanto a distribución existen problemas entre el proveedor y el consumidor final. Generalmente los medicamentos pasan por dos almacenes, uno jurisdiccional y otro central antes de llegar al centro de salud o clínica, de tal manera que eso hace muy costoso el proceso y la entrega muy lenta.
Cada estado del país, realiza sus propias compras de medicamentos lo que representa un problema, porque hay variaciones en los precios de una entidad a otra, por las condiciones en que se negocia.
Sobre las licitaciones, el funcionario asegura que se ha comenzado a corregir este problema, pues reconoce que en muchos casos se aprueba licitaciones en las que sale perdiendo la institución al adquirir medicamentos o equipos más caros.
Corrupción a gran escala “Hay el problema de corrupción digamos minúscula, y desde luego la corrupción de volumen”, afirma Ruelas, quien recuerda que desde hace dos años se ha comenzado a atacar de manera muy frontal la corrupción a grandes volúmenes.