-La zorra nunca se ve la cola- Refrán popular.
Ahora que se ha hecho tanto escándalo con respecto a los derechos humanos en las diferentes latitudes por los abusos constantes y permanentes que se cometen y los crímenes de lesa humanidad en todo el planeta, a la representación de nuestro país en la ONU la pusieron en otra encrucijada para dar el voto y como siempre es punto de discusión dejando otros asuntos internos fuera de la agenda, pero más allá de que el voto haya sido en contra de Castro (no de los cubanos), como ya de antemano se sabía, a nuestro canciller y comisión, asesores y recuas que lo acompañan les faltó el valor y les sobró el miedo.
Porque aquí al que se le debe expulsar y dar una llamada de atención es al gobierno de BUSH, ése sí que de “moder” no ve la viga en sus ojos y trata de ver la paja en el ojo ajeno.
Ahora bien, es bueno preocuparse por lo que pasa fuera de nuestra casa, el caso de Cuba y el temor que les inspira tocar al gobierno americano que es el principal violador de todos los derechos humanos habidos y por haber en el último siglo y en el principio del actual. ¿Pero en México cómo andamos en Derechos Humanos?, para qué ir tan lejos y para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo, diría en su discurso coloquial (aún en campaña) el presidente Vicente Fox.
Tres de septiembre de 1969, San Vicente de Jesús, en plena sierra cafetalera del municipio de Atoyac de Álvarez, estado de Guerrero las dos de la madrugada, Domitilo Hernández dormía plácidamente en su casa de ese poblado, tiempo de lluvias en la sierra, intempestivamente la endeble puerta de madera rústica fue derribada y ante el azoro y terror de la familia, una veintena de soldados levantó a Domitilo en vilo del lecho y sin importarles el llanto de los niños y su señora, Domitilo fue sacado en paños menores de su casa. Jamás fue visto y ni su cuerpo ha sido encontrado.
Fui testigo de esa Guerra Sucia que duró años en la sierra de Atoyac y todo el estado de Guerrero, so pretexto de ayudar a Lucio Cabañas ya que Vicente de Benítez, dista sólo unos tres kilómetros de San Vicente de Jesús, lugar de muchos familiares de Lucio Cabañas. Domitilo fue sólo uno de los cientos de desaparecidos, incluyendo alumnos de mi centro de trabajo, jóvenes de apenas 18 años y hasta menores.
Siempre hemos sido así los mexicanos, queremos arreglar el mundo y nos olvidamos de nuestra casa. Los abusos de las diferentes autoridades son constantes y casi siempre, si no que siempre, solapados por quienes deberían hacer punible el castigo.
Los atropellos de parte de las altas y bajas autoridades en nuestro país están aún muy lejos de erradicarlas y de esto podemos culpar a la impunidad y falta de ética por quien los comete. Desde la aprehensión que muchas de las veces se lleva a cabo en cualquier delincuente común por robo, pleito, simple accidente o desalojo, la violación a la Constitución, a grupos o a la misma persona en su mayoría es flagrante por las diferentes corporaciones.
MIENTE quien diga que en México ya no se usan los tehuacanazos por nariz y boca, los toques eléctricos en los genitales, las metidas de cabeza en tambos y excusados repletos de mierda y desde luego las amenazas de las mismas autoridades como tormento psicológico: “Si te rajas, de que te metimos una chin... tu familia la lleva”.
Muchas veces se les pasa la mano en la confesión y el presunto delincuente muere y es común que se arme toda una obra para decir que se suicidó en la celda con unos calcetines, con unas cintas de zapatos que por ahí le prestaron al suicida y otras salidas inverosímiles.
Cómo estará la cosa que para eso de arrancar confesiones hasta exportamos militares, el caso de algunos asesores que en los tiempos de Luis Echeverría fueron a Argentina y Chile para asesorar a los gorilatos militares de cómo se debe sacar una confesión a un delincuente y en ese tiempo los Halcones, aquel híbrido zoohumano salido de las mentes del trío diabólico compuesto por Corona del Rosal, Domínguez Martínez y Luis Echeverría Álvarez, primero 1968 en Tlateloloco y después en 1971 el jueves de Corpus.
La Guerra Sucia, contra todos los que fueran o parecieran guerrilleros en la década de los setenta, cada estado tenía (algunos la tienen aún) casas de seguridad o cárceles clandestinas, cientos de jóvenes arrojados al mar y acribillados sin misericordia y ahora nos sorprende Castro.
México en ese entonces (1972) estaba a cien años luz de cuando menos ofrecer un boceto de la carta de los Derechos Humanos.
Sin duda alguna en México y que me perdonen las diferentes H. Comisiones de Derechos Humanos y los OMBUDSMAN, doña Rosario I. de Piedra, -quien aún lucha por llevar a juicio a los asesinos de su hijo-, fue piedra angular y pedernal filoso para que México entrara y se consideraran los Derechos Humanos, como sucedió en Argentina gracias a la constancia de las madres en la Plaza de Mayo.
En nuestro país falta mucho por hacer aún con el terreno andado en estos oscuros vericuetos de la tortura y las diferentes comisiones no gubernamentales ofrecen más preguntas que respuestas y son estas comisiones las que se topan con fuertes escudos de inmunidad e impunidad, aunada la maldita burocracia que impera en el Poder Judicial... sería saludable comenzar a limpiar nuestra casa de tanto gamberro y hampón con nombramiento y placa para robar y torturar a diestra y siniestra y después ya con un respaldo moral y de ética poder emitir un voto en el exterior. ———Correo-e linga__1031@hotmail..com