Ni el panista más recalcitrante podría encontrar en el currículo de Felipe Calderón alguna experiencia previa en materia energética que pueda justificar su nombramiento como ministro responsable del área (quizá por eso en la página de Internet de la Secretaría de Energía es el único funcionario de quien no se publica el currículo, pese a ser el titular de la dependencia). Y sin embargo, todo mundo da por descontado que Felipe Calderón hará un papel más que decoroso en su nuevo empleo. En teoría este nombramiento por parte de Fox podría haber acarreado un sinfín de críticas de parte de la oposición y de los medios de comunicación, siempre listos para encontrar ángulos vulnerables en los actos del Presidente. Y no obstante, medios de comunicación y oposición han sido relativamente benignos con el nuevo secretario.
Este estado de gracia describe claramente la extraña habilidad que Calderón ha desplegado a lo largo de toda su vida para gozar de una especie de blindaje político. Nadie podría acusar a Calderón de ser un hombre verdaderamente brillante. Pero está dotado de una portentosa habilidad para no cometer errores, para actuar y decir lo correcto en cada lugar y en cada circunstancia.
Y si bien, no es un político con un carisma que inspire entusiasmos espontáneos y apoyos fervientes, domina el arte de no hacerse enemigos a tal punto que termina por convertirse, una y otra vez, en el candidato de los consensos dentro del PAN para asumir una u otra responsabilidad. Así ha sido a lo largo de su vida política y muchos piensan que así podría ser en el 2005 cuando el PAN designe a su candidato presidencial. Es conocida la intención del PAN de optar por un candidato de corazón blanquiazul, para evitar otro Fox y en ese sentido, nadie es más panista que Calderón.
Nació en Morelia, Michoacán, en 1962 y pertenece a una importante familia del panismo en aquel estado. Estudió abogacía en la Escuela Libre de Derecho en la capital y desde entonces ha residido en esta ciudad. Felipe ha vivido de y para la política del partido desde siempre. A los 22 años ya era consejero nacional (1984) y a los 25 secretario nacional juvenil (1987-89). En los siguientes años desempeñó diversos cargos para su partido, siempre en vertiginoso ascenso: miembro del comité ejecutivo nacional, delegado ante la Comisión Federal Electoral, Secretario de Estudios Nacionales. Esta progresión culmina con su designación como presidente nacional del PAN (1996-1999) y posteriormente como coordinador de la fracción panista de la Cámara de Diputados (2000-2003).
Pese a su relativa juventud esta trayectoria convierte a Calderón en uno de los directivos más experimentados de su partido. Su conocimiento milimétrico de la estructura del blanquiazul y su contacto personal con la red nacional de militantes a todos los niveles, que le proporcionó la experiencia de coordinar más de 200 diputados durante tres años en la pasada legislatura y la dirección nacional del partido tres años antes, hacen de él una potencia con fuerza propia dentro del PAN. Pero todo esto podría ser insuficiente para lograr su propósito de llegar a Los Pinos.
Desde luego, todos sabemos que Fox tiene un candidato: Santiago Creel (probablemente le gustaría tener una candidata también, pero sabe que las posibilidades de Marta Sahagún son peregrinas, aunque no así su fuerza e influencia). Pero el PAN quisiera un candidato más leal al propio partido y en ese sentido no parece haber otro que Felipe Calderón. Las otras opciones se fueron diluyendo en el camino. Francisco Barrio se enredó en el box de sombra, lleno de amagues y nula contundencia, que practicó en la Contraloría. Diego Fernández de Cevallos ya no quiere queso sino salir de la ratonera. Carlos Medina Plascencia todavía mantendría alguna posibilidad, pero a condición de entrar al gabinete en los próximos meses, de otra manera la sola mención de sus aspiraciones resulta absurda.
Por lo pronto sólo está Felipe. Aunque el hecho de que sea el favorito de las dirigencias del PAN tampoco lo convierte en un candidato seguro, ni mucho menos. A final de cuentas, el PAN tendrá que elegir al candidato que más posibilidades de triunfo ofrezca para ganar en el 2006 en la competencia con PRI y PRD. Y en este momento ese personaje es Creel. Preferirían a Calderón, pero optarán por el secretario de Gobernación si mantiene una delantera significativa sobre el michoacano.
La designación de Calderón como secretario de Energía por parte de Fox es una concesión al PAN. No garantiza nada pero al menos lo pone en la misma cancha en la que se encuentra Creel para ganarse la candidatura. Si bien la secretaría de Gobernación ofrece una exposición mayor también es cierto que su desempeño importa mayores riesgos de cometer un error capital. En los próximos veinte meses, Calderón tendrá que transitar un fast track en materia de promoción y construcción de imagen de cara a la opinión pública en general, si quiere tener alguna posibilidad de acortar distancias. No será fácil, porque a lo largo de su vida Calderón se ha caracterizado por ser un maestro del juego defensivo, pero no es un goleador innato. A Creel le bastará con llegar intacto al final del sexenio para tener en la bolsa la candidatura; Calderón en cambio tendrá que incurrir en riesgos para ganarse un nombre entre el electorado general, más allá de las filas panistas. Tendrá que hacerlo de tal forma que, en el peor de los casos, no destruya su carrera política y sus posibilidades para el 2012 cuando tendrá apenas 50 años de edad.
Habrá que estar atentos a la Secretaría de Energía. La última batalla interna apenas comienza. (jzepeda52@aol.com)