El carnaval de la incongruencia en que se ha convertido el torneo mexicano de Primera División llegará el próximo fin de semana a su término, por lo menos, en lo concerniente a la etapa de calificación.
Sin que haya todavía nada para nadie, se debe reconocer que, aunque pueda ser emocionante, el sistema de competencia en México es demasiado blando, benévolo, y propicia mediocridad y conformismo. Parece exagerado que la mitad de los equipos puedan colarse a las finales aunque sea por la vía de la repesca y otros tengan esperanza hasta lo último pese a campañas francamente infames.
El futbol mexicano puede ser competido, pero con el lastre de un torneo mal diseñado jamás será competitivo; resulta increíble que 19 semanas sólo sirvan para descartar a los más malos.
Pero bueno, a lo hecho, pecho, y como dicen por ahí, aquí nos tocó vivir, así que dispongámonos a vivir esta última fecha sin pestañar para saber quiénes jugarán el torneo de a de veras, ese minicampeonato del que saldrá el campeón aún sin haber hecho los suficientes méritos.
La llamada "Fiesta Grande" del futbol mexicano resultará reñida, toda vez que como botón de muestra, la estafeta del superliderato cambió de manos en una docena de ocasiones por lo que no nos podemos fiar de nadie.
Ese mismo superliderato puede cambiar de manos, pues nada más seis equipos tienen posibilidades matemáticas de lograrlo, a saber: Atlante, Morelia, Atlas, Monterrey, Veracruz y Tigres.
Los grupos tienen, en base a poquísima exigencia, a equipos que tras una pobre o discreta actuación animaran el reventón como Necaxa y Cruz Azul, a quienes aun entrando a la liguilla no dejarán de etiquetar su trabajo como gris.
Los grandes predilectos del público, América y Guadalajara, podrían incluso quedar fuera de toda posibilidad, sin embargo, enfrentan problemáticas distintas. Las Águilas cierran en casa, tras golear a Tecos, contra un rival que pierde gas en patio ajeno como Tigres; Chivas visita a un Querétaro que no tiene nada que perder y en eso radica su peligrosidad. La verdad sería una pena perder la oportunidad de escuchar declaraciones de Jorge Vergara en tan significativo evento.
Otro ingrediente importante será el arbitraje. ¿Tendrá la Comisión de Árbitros jueces capaces y suficientes para el sábado espeluznante? Yo creo que no, pero igual les deseo suerte.
Al más puro estilo de John Travolta, tendremos una verdadera "Fiebre de Sábado" por la noche.
La parte baja de la tabla también tendrá su dosis de emoción, intriga y suspenso; los muertos caminan y si no, pregúntenle a Jaguares, quienes invocando el espíritu de Chilam Balam le vinieron a romper el esquema a Cruz Azul.
La victoria de los chiapanecos unida a los descalabros de Colibríes y Puebla pueden hacer el milagro de salvarlos, sólo que tendrán que vencer al incoloro cuadro de Tecos. Ahí me avisan el domingo porque ya me puse nervioso.