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Fin de la Reforma/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Esperar sentido común en la gente es una prueba de no tener sentido común.”

Eugene O’Neill

Finalmente el domingo murió formalmente la Reforma Fiscal. La mató la Cámara de Diputados, o más particularmente la alianza entre el grupo de priistas leales a Emilio Chuayffet y el PRD. La decisión ya estaba clara desde hace tiempo. De hecho, las iniciativas que se habían venido forjando a base de parches tras los rechazos de distintas propuestas no representaban ya una verdadera reforma.

México sigue necesitando una Reforma Fiscal. No sólo tenemos una de las recaudaciones más bajas del mundo, con apenas el 12 por ciento del producto interno bruto, sino que nuestro sistema de impuestos es complejo, ineficiente e injusto. El esquema fiscal mexicano le carga la contribución a unos cinco millones de contribuyentes cautivos. Otorga generosísimos tratos especiales a grupos cercanos al sistema, como sindicatos, transportistas e intelectuales. Deja la mitad de los productos libres del impuesto al consumo. Y castiga la inversión productiva. Con ese sistema ningún país puede progresar. Que no nos sorprenda que en México más de la mitad de la población siga viviendo en la pobreza y más de un 20 por ciento en la miseria.

La nueva oportunidad para hacer una Reforma Fiscal se iniciará el próximo mes de febrero con la llamada Convención Nacional Hacendaria. Pero no nos hagamos tontos. Si en dos ocasiones los políticos del PRI y del PRD se han negado a hacer una verdadera Reforma Fiscal, que simplifique y haga más competitiva nuestra economía, ¿qué razón hay para pensar que ahora sí estarán dispuestos a aceptarla?

Lo más probable es que en la Convención Hacendaria no veamos un trabajo para mejorar nuestro sistema fiscal sino un gran pleito para dividir los despojos que el actual esquema le arranca a los contribuyentes cautivos.

El fracaso de la Reforma Fiscal ofrece malos augurios a las otras reformas que el país necesita. Es muy probable que la ya de por sí modesta iniciativa de Reforma Eléctrica del presidente Fox sea rechazada por los mismos grupos del PRI y el PRD que se han opuesto a la realización de una Reforma Fiscal. La Reforma Laboral tiene quizá mejores perspectivas, porque tanto el PAN como el PRD parecen dispuestos a acabar con los privilegios de los viejos sindicatos corporativistas priistas, pero no hay duda de que el PRI luchará con todo lo que tiene para impedir una reforma que, entre otras cosas, promovería una verdadera democracia sindical y un sistema de rendición de cuentas en los sindicatos.

El rechazo a la Reforma Fiscal pone casi punto final a los esfuerzos del gobierno del presidente Fox por realizar cambios estructurales. A partir de ahora lo único que podrá hacer es concentrarse en mejorar los procedimientos internos y la administración pública, pero dentro de los límites de un presupuesto estrecho cuyo gasto está en su mayor parte predeterminado por arreglos cupulares del pasado. La verdad es que, con estas restricciones, es poco lo que se puede mejorar.

No me cabe duda que los mismos políticos que se han negado a proporcionarle al Estado los instrumentos para generar un mejor sistema fiscal responsabilizarán al gobierno de Vicente Fox de no lograr avances en el país. Ésa es una parte perversa aunque quizá inevitable de la política. Primero no te dejo trabajar y después te culpo por no haber trabajado.

Quienquiera que sea Presidente de la República en diciembre del 2006, sin embargo, seguirá necesitando una Reforma Fiscal. Si el nuevo mandatario surge del PRI o del PRD, terminará proponiendo al Congreso iniciativas que no podrán ser muy diferentes a las que presentó originalmente el presidente Fox. La economía real, después de todo, no deja muchas opciones. La única forma de aumentar la recaudación sin afectar el desempeño de la economía es a través de medidas que simplifiquen y que promuevan la competitividad. No hay forma de escaparse a la aplicación de un IVA sensato a todos los productos y servicios ni a la reducción del Impuesto Sobre la Renta a niveles similares a los que tienen nuestros principales competidores.

Así como Emilio Chuayffet se quejó de la falta de cooperación de los partidos de oposición cuando fue secretario de gobernación de Ernesto Zedillo, así al próximo presidente del PRI o del PRD le tocará exigirle a la oposición que muestre sensatez. Pero quedará el recuerdo de que estos partidos no la mostraron cuando estuvieron en al oposición.

Contradicción

Estoy seguro de que los mismos diputados que votaron en contra de la Reforma Fiscal se negarán ahora que se recorten los subsidios al Imcine y a la agencia Notimex. Así son de irresponsables los políticos: quieren repartir dinero, pero no cobrar impuestos.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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