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Evian, Francia.- Los presidentes de Francia, Jacques Chirac y de Estados Unidos, George W. Bush, estrecharon ayer sus manos sin mucha efusividad, tras meses de tensión diplomática entre los gobiernos de ambos países por sus posturas divergentes en la crisis de Iraq.
El gesto se produjo al llegar el presidente Bush al hotel Royal de Evian, en donde ayer se inauguró la cumbre anual de jefes de Estado y de Gobierno del G-8 (grupo de los siete países más industrializados más Rusia).
Chirac, considerado como el líder que abanderó la oposición mundial contra la guerra de Iraq, recibió a Bush en la entrada del lujoso hotel y le dio la mano durante cinco segundos ante un nutrido grupo de fotógrafos y camarógrafos.
El jefe de Estado francés sonrió y condujo a Bush, más taimado, al interior de la sala en la que se encontraban otros jefes de Estado del G-8 y líderes de 11 países con economías emergentes o en desarrollo.
Los dos políticos mantendrán hoy una reunión bilateral que se estima podría sellar o iniciar el proceso de reconciliación de ambos países.
Previo a la cumbre, los dos mandatarios intercambiaron señales para abonar el proceso de mejora de las relaciones.
Chirac dio su apoyo hace dos semanas a la resolución sobre la gestión de Iraq en el corto plazo presentada por Washington a la ONU mientras Bush ofreció un “Viva Francia” en una entrevista, que sirvió para interpretar que desea la reconciliación con París.
De acuerdo con el servicio de prensa de la presidencia francesa, Bush y Chirac no se hablaron, ni telefónicamente, durante dos meses.