13 de diciembre de 2003
WASHINGTON, (Reuters).- El presidente estadounidense, George W. Bush, firmó una ley que impone sanciones económicas y diplomáticas a Siria, pero también le otorga la capacidad de levantar las penalidades.
Bush firmó el proyecto en privado y no dio indicios sobre si intenta levantar las sanciones. La Casa Blanca se opuso a la medida hasta que el Congreso le dio amplia autoridad sobre la ley.
Un funcionario estadounidense dijo que no se había llegado a una decisión sobre levantar sanciones y el gobierno aún revisaba el asunto.
El Congreso aprobó el proyecto el mes pasado después de que el gobierno abandonó sus objeciones y acusó a Siria de no hacer caso de las demandas estadounidenses de perseguir a los grupos guerrilleros palestinos y libaneses.
Algunos legisladores dijeron que estarían atentos a la forma en que Bush utiliza su poder sobre las sanciones, en vista del amplio margen por el que fue aprobado el proyecto.
Un comunicado de Bush señaló que la ley tiene como objetivo "reforzar la capacidad de Estados Unidos de mantener una política exterior eficiente", pero no la considera obligatoria y se reserva la autoridad constitucional del presidente de conducir la política exterior.
La ley prohíbe el comercio de artículos que puedar ser usados en programas de armamentos hasta que el gobierno certifique que Siria no está dando asistencia a grupos terroristas, ha retirado personal del Líbano, no desarrolla armas no convencionales y ha asegurado su frontera con Iraq.
También obliga a Bush a imponer al menos otras dos sanciones de un menú que incluye prohibir a las empresas estadounidenses invertir en Siria, restringir los viajes en Estados Unidos a los diplomáticos sirios y prohibir las exportaciones de productos estadounidenses a Siria que no sean alimentos y medicinas.
Con el comercio entre ambos países en un nivel modesto de 300 millones de dólares o menos anualmente, las sanciones tienen más efectos políticos que económicos.
Imad Moustapha, el encargado de asuntos sirios en Washington, dijo el mes pasado que el proyecto era "realmente malo, malo para Siria, malo para la paz en el Oriente Medio y... malo para las relaciones sirio estadounidenses y árabes estadounidenses en general".