21 octubre 2003
Teherán, (EFE).- La decisión de Irán de abrir sus instalaciones nucleares a los inspectores internacionales alejó hoy el peligro que se cernía sobre este país de ser acusado, como el vecino Iraq, de desarrollar armas de destrucción masiva.
Tras meses de crisis, Irán anunció que se adherirá al protocolo adicional del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y que suspenderá sus actividades de enriquecimiento de uranio, tal y como le exigía el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
La ratificación de este acuerdo por parte de Teherán permitirá a los inspectores de desarme de la ONU visitar sus instalaciones nucleares sin previo aviso, asunto que había sido rechazado por este país al considerar que podría afectar a su soberanía.
La aceptación iraní se logró después de una entrevista entre los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y el Reino Unido, Dominique de Villepin, Josckha Fischer y Jack Straw, respectivamente, con el director del Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN) iraní, Hasan Ruhani.
"El principal objetivo de nuestra visita es intentar mantener la dignidad y la independencia de Irán, así como el respeto mutuo", dijo el jefe de la diplomacia británica tras el encuentro, en el que los diplomáticos europeos intentaron calmar los temores de Irán al reconocer su derecho a tener energía nuclear para fines pacíficos.
La tensión internacional por las actividades nucleares iraníes comenzó con las acusaciones de Estados Unidos de que Teherán pretende -al igual de su vecino Iraq antes de la invasión que derrocó a Sadam Husein- desarrollar armas de destrucción masiva.
El presidente estadounidense, George W. Bush, alineó a estos dos países junto con Corea del Norte en lo que denominó un "eje del mal" de países que buscaban adquirir armamento atómico, además de patrocinar el terrorismo internacional.
Pese al rechazo oficial iraní de estas acusaciones y su insistencia en que sus programas atómicos tienen sólo el fin de producir electricidad, las pruebas medioambientales recogidas por expertos de la ONU cerca de las plantas registraban un sospechoso nivel de uranio enriquecido.
El OIEA mostró su preocupación por esos resultados, ya que podrían indicar que Irán intentaba producir una bomba nuclear.
La Junta de Gobernadores de la OIEA decidió en septiembre dar un ultimátum a Teherán para que demostrara, antes del próximo día 31, que sus actividades nucleares no tenían fines bélicos.
"Tras extensas consultas, el Gobierno iraní aceptó tomar medidas para solucionar todos los asuntos pendientes con el OIEA respecto al programa nuclear de Irán", dice el acuerdo de hoy conocido como "Declaración de Teherán".
En el texto se explica que las autoridades de la República Islámica se comprometieron a "eliminar todos los obstáculos para su plena cooperación en este ámbito".
Fuentes diplomáticas atribuyen la decisión iraní al deseo de que el asunto no fuera remitido al Consejo de Seguridad de la ONU, donde EU podría haber iniciado una operación diplomática de acoso y derribo como la que desplegó contra Iraq antes de la campaña militar para derrocar a Husein.
Washington invadió Iraq tras meses de acusaciones sobre las supuestas actividades nucleares de Bagdad y la acumulación de armas de destrucción masiva, pese a que el régimen iraquí, como ahora el iraní, había aceptado abrir las puertas de sus instalaciones a los expertos internacionales.