Una parte importante de los cambios que necesariamente deben producirse en el ámbito fiscal, es sin duda el relativo a la forma en que los auditores de la secretaría de Hacienda actúan frente a los causantes, pues contra lo que la autoridad federal pueda alegar en contrario, en muchos de los casos esa conducta es tenida por los contribuyentes como rayana en el terrorismo fiscal.
En efecto, son muchas las quejas de los causantes de impuestos en el sentido de que las autoridades hacendarias hostigan permanentemente a todos aquellos ciudadanos que están dados de alta y pagan sus impuestos y no hacen nada en contra de los que perciben ingresos sin declararlos, pues no existe un programa de ampliación del padrón de contribuyentes a fin de que todos se sujeten por igual al imperio de la ley.
Es por estas razones que, aunque de manera indirecta, la resolución que acaba de emitir la Suprema Corte de Justicia mediante la cual declaró inconstitucionales las auditorías permanentes que realiza Hacienda, es un golpe muy fuerte que debería llevar a dicha secretaría a replantear su forma operativa, no sólo en la manera en que se comportan sus auditores sino también en aspectos tan importantes como son los relativos a las reglas que deben satisfacerse para cumplir cabalmente con las obligaciones tributarias.
Es éste un reclamo permanente de la sociedad en lo que a los aspectos fiscales se refiere, pues parecería que el Gobierno Federal está siempre más interesado en complicar las normas fiscales que en simplificarlas, de manera tal que sin necesidad de asesoría especializada cualquier contribuyente pueda cumplir con sus obligaciones y estar cubierto de las acciones de fiscalización que de manera agresiva emprenden los auditores de Hacienda. Pero todo indica que a pesar de los reveses legales la secretaría se empeña en mantener esos criterios absurdos.