Una mujer iraquí observa detrás de un alambrado de púas como extraen los cadávares de una fosa común descubierta por tropas estadounidenses en Hilla, al sur de Bagdad, con al menos 15 mil cadáveres.
Algunos de los cráneos todavía tenían mechones de cabello largo y los funcionarios dijeron que probablemente eran mujeres.
Mientras muchos de los espectadores lloraban, algunos entonaban la letanía "No hay otro dios que Dios y Baath es el enemigo de Dios".
Es la primera vez que los iraquíes han podido llorar a seres queridos que murieron en esa insurrección y que pueden buscar sus cadáveres