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Claudio Martínez Silva

Marcos Chávez nació y radica en Acapulco, Guerrero, es un hombre preparado, ya que estudió Mercadotecnia Internacional en la Universidad Bonaterra de Aguascalientes, sin embargo, sus cualidades para el baloncesto lo ubican como un jugador interesante, titular en los Petroleros de Salamanca, que todavía en el 2002 participaron en el desaparecido Circuito Mexicano de Basquetbol (Cimeba), bajo la dirección de Arturo “Mano Santa” Guerrero.

Se trata de un movedor natural, con un gran compromiso moral, tanto con el propietario de los Petroleros de Salamanca como con Arturo Guerrero, Marcos Chávez está con Algodoneros de la Comarca porque el Cimeba no funciona más y esa es una razón importante, porque ser leales a quienes nos han dado la mano, es una cualidad en ocasiones ausente de los seres humanos.

Chávez llegó a Torreón el miércoles por la noche y ayer estuvo en la práctica de Algodoneros de la Comarca en el Auditorio Municipal, es un hombre de 1.80 metros de estatura, nada extraordinario en el basquetbol actual, aunque sí enseñó de inmediato habilidades interesantes, entre las que destacan su rapidez en el manejo de la pelota, buen tiro de media y larga distancia, así como la habilidad propia de un movedor, para pasar el balón.

Aunque Frank Velázquez permaneciera con Algodoneros, la presencia de un “uno” natural era muy necesaria en el equipo, porque el habilidoso moreno enseñó las cualidades específicas de un “dos” o “tres”, generalmente hombres rápidos y de buen manejo, muy certeros a la hora de lanzar a la canasta. La llegada de Marcos Chávez, viene entonces a llenar un hueco importante que se hace más evidente por la situación de Óscar Yander, que no es seguro para las giras del equipo, además de que por ahora muestra falta de ritmo, en relación al resto de sus compañeros.

Y si se habla de necesidades, hoy es justo señalar que Algodoneros de la Comarca no cuenta con un “cinco”, tan necesario en todo equipo de basquetbol, es cierto, Chad Allen está de nueva cuenta en Torreón, pero lo enseñado hasta ahora no es lo que se espera de un jugador de 2.12 metros de estatura y con buena experiencia ya en el basquetbol de paga.

Chad Allen presenta números muy pobres, tanto en la recuperación de rebotes, ofensivos y defensivos, como a la hora de hacer puntos. Por momentos Allen se da cuenta que debe jugar cerca del tablero, y suele hacer mucho daño, pero hasta ahora es más el tiempo que el moreno ha pasado lejos de la canasta, muy cerca de las esquinas, de la zona de tres puntos, y por el centro de la cancha. Hace dos años Allen estuvo con Algodoneros, y cuando tenía pie y medio fuera de la organización, inició un repunte espectacular que lo convirtió en jugador clave; hoy Eduardo Ganem Pérez, como presidente del club, es consciente de la situación y confía plenamente en el repunte de Chad, como sucedió hace un par de temporadas.

Un elemento que ha ido de menos a más a un ritmo acelerado, es el nigeriano Emeka Okenwa, de 1.98 de estatura, con gran fortaleza física y brazos largos, que le permiten ganar muchos balones bajo los tableros y hacer puntos a la hora cero. Okenwa batalló al principio para acoplarse, pero poco a poco lo ha hecho, hasta llegar a la excelente actuación ofrecida el martes anterior frente a los Gambusinos de Fresnillo, Zacatecas.

Douglas Beaty es un jugador ya identificado con la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, el moreno tiene la onza de jugador importante y si trabaja fuerte pronto será de los elementos claves. Por ahí está además, Issac Gildea, con su mortífero tiro de tres puntos, al californiano lo conocen bien los rivales y por ello existe sobre él una marca muy severa, lo que debe ser bien capitalizado por el centro con Emeka Okenwa o el mismo Chad Allen.

Y vaya si han convencido jugadores como Eric Hare Olvera y Alfredo Arcobedo, Marcelo Richotti no los ha contemplado como titulares, pero generalmente responden cuando son llamados a la cancha; Eric Hare entra con determinación a la lucha en los tableros y no hace malos quesos a la hora de tirar a la canasta. Arcobedo es un hombre durísimo bajo el aro que además de imponer su ley, es poseedor de un excelente tiro desde el perímetro; tanto Hare como Arcobedo no son jugadores que gusten de lucirse y jugar para la tribuna, pero vaya que se trata de un par de elementos sobrios y con tremenda efectividad.

Arturo Velazco ha tenido escasas oportunidades, quizá por el problema de su tobillo, el cual poco a poco ha quedado atrás, para mantener al popular “Loco” como un reemplazo confiable, en situaciones de apremio.

Dejamos para el final a Marcelo Richotti, un coach que desde su llegada a Torreón enseñó conocimiento profundo del basquetbol moderno, grandes deseos de ganar y, sobre todo, un gran profesionalismo, el cual muy pronto le llevó a involucrarse con los colores de Algodoneros de la Comarca. Richotti metió al play off del 2002 a Leñadores de Durango, un equipo muy limitado, que en base a jugar con orden, hizo más, mucho más de lo esperado, de acuerdo a su roster de jugadores.

Son odiosas las comparaciones, pero qué distinto es el trabajo de Richotti al de Rafael Heredia en el 2002, hoy en día conocer de basquetbol es importante, pero también lo es tener el carácter y la habilidad para conducir a un grupo hacia objetivos comunes que deben apuntar al éxito. No empezó Algodoneros en su mejor nivel, pero el trabajo serio, metódico y ordenado, deberá dar muchas satisfacciones a los aficionados.

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