Hoy en día señalar que fue un fracaso la temporada de los Algodoneros de la Comarca, es la posición más cómoda, quizá sea el punto de vista de quienes nunca han jugado este hermoso deporte y piensan que integrar un plantel competitivo en el basquetbol profesional es una situación fácil.
La directiva de Algodoneros ha cometido errores, eso es evidente, pero si se trata también de señalar aspectos positivos, nos quedamos con las contrataciones de Eric Hare y Marcos Chávez, dos jugadores que llegaron al equipo en situaciones distintas, pero con el paso del tiempo se afianzaron, hasta convertirse en dos de los consentidos del público.
Se jugaba apenas el tercer partido, en casa frente a la Fuerza Regia de Monterrey; en este mismo espacio se dijo que Eric Hare era mucho más que un jugador suplente y con el paso del tiempo este moreno nos dio la razón. Por la salida de Nick Jones Velázquez fue necesario traer otro movedor, y fue así como, a recomendación de Erick Hare, llegó al equipo Marcos Chávez. Casi bajaba del avión Marcos Chávez, cuando las necesidades del plantel hicieron que se le pusiera a jugar, lógicamente sus primeras actuaciones no fueron acordes a su calidad, pero con el solo hecho de jugar con el corazón, ese acapulqueño muy pronto se echó el público al bolsillo.
Termina para Algodoneros de la Comarca una temporada llena de dificultades, pero si hay algo rescatable y destacado, es la contratación de Eric Hare y Marcos Chávez, a quienes el público lagunero seguramente esperará con los brazos abiertos el año entrante. Dos profesionales de pies a cabeza que salen a rifarse el físico en cualquier jugada, sin importar el color de la piel o la nacionalidad del enemigo que se tenga enfrente.
De cara a la Temporada 2004 de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, la primera necesidad de Algodoneros de la Comarca es encontrar un fuerte patrocinio, el cual permita al equipo realizar los viajes en las condiciones que requiere un deportista profesional para estar al cien por ciento a la hora de los partidos como local.
Todo equipo al jugar de visitante necesita estar en el escenario al menos 24 horas antes del partido, acudir al gimnasio a realizar una práctica ligera, así como comer y dormir bien. Está por demás decir que todo jugador debe llevar una vida sana y en las giras olvidarse de fiestas o visitas a discos o cualquier tipo de antros de vicio.
Cuando un refuerzo extranjero no funciona, como fue el caso de Chad Allen, es muy cómodo señalar que debe dejar el equipo, pero esa situación, así como traer un sustituto, implica un desembolso aproximado de diez mil dólares, que en ocasiones es muy difícil de hacerse. Existe otro tipo de imponderables, como fue la lesión de Emeka Okenwa, uno de los jugadores mejor pagados en todo el circuito, pero siempre que estuvo en la cancha se brindó al cien por ciento y dio muestras de ser un gran profesional.
Douglas Beaty fue un jugador sumamente irregular, en muchas ocasiones abusó del tiro de media y larga distancia y muy poco aprovechó las excelentes cualidades que tiene a la hora de colarse hasta abajo de la canasta. Como la mayoría de estos norteamericanos, Douglas enseñó muchas carencias defensivas. De Chad Allen quizá lo único rescatable fue aquella actuación frente a la Universidad Veracruzana, en el Auditorio Municipal de Torreón, al anotar 39 puntos, pero más que eso, jugar gran defensiva y con gran determinación; Allen nunca más volvió a ser el mismo, a pesar de sus 2.11 de estatura.
Issac Gildea tuvo actuaciones sublimes, pero buena parte de la temporada se perdió, para ofrecer actuaciones muy por abajo de su nivel. Issac es un jugador de mínimo 30 puntos por partido, con excelente tiro de tres puntos y una colada tan espectacular como efectiva, sin embargo, en ocasiones se le vio mal físicamente.
Fredy Arcobedo nunca se pudo concentrar en el juego; primero aquel permiso para viajar a Campeche en el nacimiento de su niño, después otro viaje a casa, ahora para traer a la familia y en buena parte de la temporada, problemas en la rodilla que le impidieron ofrecer el máximo rendimiento. Arcobedo tiene lo necesario para ser un jugador mexicano importante y junto a Eric Hare y Marcos Chávez, deberán ser considerados para regresar el año entrante.
Arturo Velazco es el decano en los Algodoneros, jugador de buena defensiva, que en ocasiones se excede a la hora de molestar al contrario, y para muestra sólo basta recordar aquel beso que dio a un jugador de los Santos de San Luis. Con dos metros de estatura, Velazco puede ser un buen ?dos o tres?, pero antes deberá estar al cien por ciento de sus problemas físicos. Muchas, muchas cosas más se pueden comentar sobre la actuación de Algodoneros de la Comarca, aunque siempre será una posición cómoda ver los ?toros desde la barrera?, ojalá en el 2004 haya más que decidan lanzarse al ruedo.