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MÉXICO, D. F.- El afán de que la literatura infantil y juvenil tenga un carácter pedagógico, ha demeritado el proceso creativo de sus escritores, advirtieron profesionales del género durante el Primer Foro de Autores y Editores de Libros para Niños y Jóvenes de México.
En el encuentro, organizado por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, alrededor de 50 expertos en este tipo de publicaciones analizarán hoy y mañana las diversas problemáticas a las que se enfrenta la realización de estos textos en los albores del siglo XXI.
El estudio de los libros realizados ex profeso para estos sectores a partir de lineamientos didácticos, ocasionó que décadas atrás y aún en la actualidad éstos se vean como reflejo de “un subgénero de segunda”, cuyo único fin es la moraleja fácil y el uso de una técnica argumental sin grandes alcances.
“No se puede sacrificar la literatura por el mensaje; lo relevante es proporcionar al adolescente y pequeño lector una voz narrativa con la que se identifiquen”, señaló Alba Nora Martínez, doctora en Letras para Niños y Jóvenes por la Universidad de Arizona, (Estados Unidos).
Dijo que no obstante a que en el país más de una centena de autores se dedican de manera específica a crear historias para ambos públicos, el obstáculo radica en elevar la calidad de éstas, ya que “no se trata de hacer libros que tengan 50 palabras para que los lean niños de cinco niños”.
El elevado costo de las ediciones, aparte de su hechura y aunado a programas de formación de lectores que se dejan en el abandono, son otros factores que limitan el acceso de esta literatura a su “mercado”, en detrimento de la asimilación de mensajes más profundos.
Martínez anotó que el hábito de la lectura no existe, “lo que existe es el gusto. La cantidad de volúmenes no es la cuestión, ahí está la función que el maestro a nivel primaria y secundaria debe cumplir; lo pedagógico está en formar lectores”.
Gilberto Rendón Ortiz, uno de los escritores de literatura infantil más destacados de México, dijo que ésta como cualquier otra disciplina creativa sólo debe sujetarse a las propias reglas del arte, internas del lenguaje en este caso.
“La gran madrastra de la literatura para niños ha sido la pedagogía y la ha maltratado y desprestigiado además, el que escribe de pronto bajo patrones didácticos realiza seudoliteratura que se va al mercado y da la cara por quienes sí conocen el oficio”, manifestó.
No obstante a que grandes escritores como Lewis Carroll, los hermanos Anderson, Graham Green y Antonie de Saint Exúpery, entre otros, hubieran dedicado lo mejor de su pluma a la creación de historias para niños, fue hasta los años setenta y ochenta del siglo pasado cuando se les dio reconocimiento como género.
“Yo pienso que sí habrá un buen futuro para la literatura infantil de continuar la atención de la Secretaría de Educación Pública, mediante la Dirección General de Publicaciones, hacia las editoriales la conciencia que México no es un país de lectores”, consideró el autor de “La saga de los jugadores de pelota” y “El misterio de la cajita de Octavio y Vicente”.
Guillermo Murray, integrante de la mesa directiva de “Imagen y Palabra” A.C y organizador de este primer foro, apuntó que el desafío para los autores y editores de libros para niños y jóvenes del país es “que haya una mayor capacitación de los profesionales en este tema.
“El asunto es elevar la calidad de quienes estamos escribiendo, de ahí el interés de reunirnos y seguir la formación, intercambiar experiencias; ese es uno de nuestros objetivos como asociación, que reúne a cerca de 50 escritores y 20 ilustradores”, concluyó.