Lerdo

Fueron los primeros y son los olvidados

La colonia Ampliación Lucio Cabañas presenta muchas necesidades, la principal la falta de drenaje

CD. LERDO, DGO.- A pesar de ser el asentamiento más antiguo de este sector del municipio, la ampliación de la colonia Lucio Cabañas es la que más presenta necesidades; la principal de ellas, el drenaje.

“Nomás vemos que ayudan a los de la Lucio... y pa’ nosotros nada y eso que llevamos más tiempo aquí”, comenta Manuela Ibarra, de 69 años de edad, quien a los 19 llegó con su esposo a estas tierras proveniente de Dolores, Durango.

“Venimos porque él era jornalero y trabajaba en la pizca de algodón, en los tiempos de las bonanzas”, explica.

Si ustedes llegaron primero, ¿por qué a esta colonia le nombran ampliación?

“Sabe... aquí antes le decían líneas del canal, porque por aquí pasaba uno que iba a las parcelas del ejido Lerdo. Pero, ahora le pusieron así... estamos aparte, a aquéllos (los de la Lucio Cabañas) sí les han ayudado mucho... por aquí nomás vemos pasar los camiones”, contesta Manuela.

Sotera Mancilla, su hija, cree que el hecho de que nadie les haga caso se debe a que no pertenecen a ninguna agrupación político partidista. “Siempre que vamos (a la Presidencia Municipal)” dice, “lo primero que nos preguntan es ‘¿de qué partido vienen?’... y les decimos, ‘pues de ninguno’ y no nos hacen caso”.

Este barrio inició con cinco casas de adobe, ahora cuenta con cerca de 18, hechas de una auténtica capirotada de materiales. Si usted circula en un vehículo por el Libramiento Periférico de Lerdo, seguramente, por la velocidad a la que comúnmente se desplazan los automóviles, autobuses y camiones, no se percata de este asentamiento. No obstante, una vez que se está dentro, se percibe lo que el progreso no ha podido eliminar ni ocultar, la pobreza de sus habitantes. Frente a ellos, apenas cruzando el camino principal, está la barda del fraccionamiento Chapala de Gómez Palacio.

Como la mayoría de las colonias marginadas, la ampliación Lucio Cabañas no tiene una sola calle pavimentada. “Nos dijeron que por aquí iba a pasar un bulevar de 20 metros, pero que por lo pronto así se iba a quedar”, comenta Sotera.

El alumbrado público es escaso. Algunos terrenos baldíos y calles son verdaderos basureros y tiraderos de escombro.

¿Quiénes son los que les vienen a aventar todos esos desechos?

“No sabemos... vienen de noche y ya pa’ cuando sale uno, se arrancan en su camioneta”, responde Manuela.

La luz y el agua son servicios a los que ya tienen acceso estos pobladores, sin embrago, según dicen, no desde hace mucho. “Todavía hace unos años teníamos que acarrear el agua desde un lado del Internado de Gómez Palacio, ahí cerca de la colonia Villa del Mar”, expresa. Además, hace como un año tuvieron problemas con el líquido, el cual comenzó a salir “como oxidado, con sabor a cobre”, comenta Sotera Mancilla. En cuanto a la energía eléctrica les es subsidiada en un 80 por ciento por la alcaldía de Lerdo.

Lo que más resienten en estos momentos es la falta de drenaje. “No nos lo quieren conectar y eso que ya hemos ido a solicitarlo... ahorita estamos haciendo nuestras necesidades en fosas, no nos queda de otra”, declaran y posteriormente manifiestan su temor constante de que algunos de los niños puedan caerse en una de ellas, “aunque están tapadas”, continúan, “como quiera no se vaya a hundir la tierra”.

Desde que murió su esposo, Manuela vive sola en un jacal construido en partes con block y adobe y en otras a base de lámina, cartón y hule. El piso es de tierra, los techos dan la impresión de que de un momento a otro se van a caer. Por si fuera poco, cuenta la señora Ibarra, “hace poco más de cinco años se me quemó mi jacal y lo tuve que reconstruir... en ese entonces sí me ayudó la Presidencia”.

¿Cómo se mantiene?

“Vendo soditas... ‘ai’ con eso saco siquiera pa’ frijolitos y sopa”, contesta y apunta con su índice hacia tres cajas llenas de refrescos que se encuentran en el suelo.

Su hija Sotera vive en otra casa, pero en la misma colonia y en la misma miseria. A veces, Manuela tiene visitas. Otra de sus tres hijas, Berta Alicia, de vez en cuando se instala en su casa, ya que no cuenta con hogar propio. “Ella de veras sí está de plano pobre... si usted la viera, se conduele, no tiene ni para darle a sus hijas”, expresa muy angustiada la señora Ibarra y luego interviene Sotera: “una de las niñas nomás anda en el suelo y como la pobre no trae nada en la panza, cualquier cosa que agarra se la mete a la boca”.

Evidentemente, por la mala alimentación y condiciones antihigiénicas, la salud es otro de los puntos vulnerables de los lugareños de la ampliación Lucio Cabañas, sobre todo de sus niños, quienes comúnmente adquieren infecciones intestinales. La propia Manuela confiesa que padece de fuertes dolores en las piernas y que a falta de dinero no ha podido comprar analgésicos. “No crea, si yo ya no salgo, no puedo caminar bien por mis rodillas, las tengo malas”, dice en tono afligido.

Aunque los niños sí van a la escuela, sus diversiones son muy pocas, entre ellas, “andar corriendo y caminando de un lado para otro”.

“Hoy es día del niño” comenta Sotera Mancilla, “y ayer vinieron a traer unos bolos con palomitas... que traigan materiales, eso es lo que nos falta”. Y uno de los niños la interrumpe un poco molesto “y para nosotros qué, que nos traigan juguetes”.

Según lo que explican, los habitantes de la ampliación Lucio Cabañas han acudido con diversas autoridades para resolver sus problemas y la respuesta ha sido muy poca. “Hemos ido hasta con Leticia Herrera a ver si nos da ella en Gómez algún terrenito que esté mejor pero dice que no debemos ir con ella sino con González Achem, en la Presidencia de Lerdo... pero acá no nos hacen caso”, concluye Mancilla.

Inseguridad

La pobreza de las colonias parece siempre ir de la mano de la inseguridad. En lo que se conoce como la ampliación Lucio Cabañas, sus pobladores se quejan de que algunos de los cuartos que están abandonados sobre terrenos llenos de basura, sirven de refugio para jóvenes de barrios aledaños, como Chapala, que se reúnen a drogarse. En más de una ocasión se han presentado trifulcas grandes entre pandillas rivales.

Manuela Ibarra comenta que una vez que llegaron los elementos de Seguridad Pública del municipio de Lerdo a dispersar y a detener a los que estaban enfrascados en una riña, “uno de esos locos se metió a mi casa, hasta mero dentro, ya no hallaba la forma de sacarlo y le hablé a un policía y se lo llevaron a la cárcel... cuando lo soltaron, al día siguiente, como aquí había dejado su resistol, todavía regresó por él”.

Para evitar este tipo de situaciones, los colonos proponen que sean tapiadas las casas abandonadas o bardados los terrenos baldíos.

Leer más de Lerdo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Lerdo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 29707

elsiglo.mx