Washington, (Notimex).- Un general de origen mexicano, Ricardo S. Sánchez, estará a cargo a partir del mes próximo del principal contingente de las fuerzas armadas de la coalición en Iraq, la llamada Fuerza de Tarea Siete.
Sánchez, de 52 años, nació en Río Grande City, en Texas, y se encuentra asignado a Bagdad, tendrá bajo su jurisdicción la totalidad de fuerzas desplegadas en territorio iraquí en coincidencia con su condecoración de su tercera estrella de general.
De origen humilde, Sánchez declaró en una reciente entrevista al diario The Washington Post en Bagdad que por años vivió de la beneficencia junto con su familia en una casa de un sólo cuarto en el sur de Texas, en la línea fronteriza con México. "Vi mi entrada al ejército como una manera de escapar de la pobreza", señaló.
Sánchez se encuentra de momento a cargo de la Primera División Artillada del Ejército, pero a mediados de julio próximo asumirá el control del Cuerpo Quinto del Ejército y como tal presidirá la llamada Fuerza de Tarea Siete, a cargo de las tropas de la coalición.
Su biografía oficial muestra una abundante carrera en un amplio número de puestos militares tanto dentro de Estados Unidos como en el extranjero, así como en asignaciones relacionadas con temas de América Latina.
El militar de origen mexicano se graduó con honores de la Texas A&I University, tras lo cual fue comisionado como segundo teniente del ejército regular en 1973, más adelante fue líder de pelotón y en 1997 ocupó un cargo en las fuerzas estadunidenses en Corea.
A su regreso a Estados Unidos, Sánchez se enlistó en la Escuela Naval de Posgrado en Monterrey, California. Después de una serie de puestos en grupos especiales del ejército, fue designado a una alta posición en las fuerzas de Estados Unidos en Frankfurt, Alemania.
Entre sus asignaciones en áreas de influencia en América Latina, Sánchez sirvió como subjefe del gabinete del llamando Comando Sur, en Miami, Florida, desde donde participó "en operaciones militares conducidas en América Latina", según su currículo.
Durante la primera guerra del Golfo Pérsico comandó un batallón bajo las ordenes del general Barry McCaffrey.
En su perfil, el diario destacó que el militar hispano podría convertirse en el más importante general de tres estrellas del ejército de Estados Unidos, al comandar a casi la mitad de todas las tropas terrestres del país.
Su asunción al cargo ocurre precisamente en momentos que las fuerzas estadunidenses estacionadas en Iraq han sido centro de ataques de individuos o grupos irregulares.