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Arturo Brizio Carter

El torneo oficial de la Primera División "A", el más complicado del mundo para ser campeón, ha terminado con el ascenso del Irapuato al máximo circuito del balompié nacional. Y digo que es el más difícil porque hay que ser campeón tres veces, es decir, el Apertura, el Clausura y si sólo se obtuvo uno de estos dos torneos, jugar una finalísima parecida a la que jugaron los freseros contra el León.

Sin embargo, durante la Liguilla del último torneo sucedió una sorprendente cantidad de irregularidades que deben ser investigadas a fondo, sobre todo si se quiere mantener el buen nombre de nuestro futbol, amenazado permanentemente por la sombra del dinero sin rostro que puede fácilmente introducirse y suele encubrir enjuagues y corruptelas.

La voz cantante en cuanto a situaciones anómalas las llevó el Club León puesto que todos sus encuentros tuvieron incidentes que mancharon la victoria del cuadro esmeralda.

Primero, la denuncia del Tabasco respecto a un supuesto espionaje en el vestidor del visitante en el "Nou Camp" con aparatos sofisticados para saber por adelantado la táctica a seguir; posteriormente, el hotel donde se alojaba el Correcaminos fue prácticamente rociado con gases lacrimógenos lo que motivó una intoxicación en algunos elementos del cuadro visitante y el desvelo del plantel, finalmente, al Tapatío lo cosieron a patadas en la final y así lograron llegar hasta el juego frente a Irapuato.

La semana previa a la "finalísima" se filtró la información de que la franquicia de los freseros sería vendida precisamente al León, y en un acto francamente inusual un grupo armado tomó por la fuerza las instalaciones del estadio "Sergio León Chávez" aparentemente patrocinado por la directiva leonesa.

La respuesta no se hizo esperar y en otro acto de tintes vandálicos, pues del otro lado también hace aire, un grupo de seudoaficionados llamados los "Hijos de la Mermelada" irrumpieron en el inmueble y sacaron de la oreja a los invasores; éstos se dijeron integrantes de la Policía Bancaria e Industrial del Distrito Federal refiriendo que fueron contratados por el empresario Carlos Ahumada a la sazón presidente de los panzas verdes.

Conclusión.- El poderío económico de grupos ajenos al deporte se está metiendo en el futbol y el riesgo es que el truco, la trampa, la corrupción y la violencia lleguen a "colombianizar" nuestro balompié.

Empezamos con las llamadas "barras bravas" que han ahuyentado al público de los estadios, continuamos admitiendo "empresarios" que se dicen solventes y terminan aventando el arpa dejando colgados de la brocha a los jugadores y a la propia Federación.

En lo deportivo, Irapuato fue un dignísimo contendiente y un gran campeón. Felicidades.

Otra situación irregular pero ésta imputable a la H. Comisión de Árbitros fue la sorpresiva designación en el partido de ida de Jorge Eduardo Gasso. Este silbante a quien le han brindado un sinnúmero de oportunidades carece del perfil mínimo para conducir un encuentro con tantos intereses deportivos y económicos.

Gasso permaneció suspendido un buen rato en el torneo pasado y su único mérito real es ser hijo de Alfredo Gasso, miembro del Comité Arbitral.

Designación imprudente y temeraria que pudo dar al traste con el trabajo no sólo del grupo de silbantes sino de los equipos involucrados.

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