MEXICO DF, (Reuters) - En una casona del sur de capital mexicana, Juan dijo por celular que estaba en una junta de trabajo y mientras hacía otras llamadas de negocios escogía su ropa: un vestido negro, unas sensuales medias y unos zapatos de tacón.
Como él, un grupo de ejecutivos y dueños de empresas mexicanas se dan cita cada semana en el mismo lugar para cumplir su sueño de ser mujeres por un momento y conversar, jugar bingo o tomar algunas copas con sus "amigas".
Muchos aseguran que el hábito no tiene nada que ver con la homosexualidad, sino con adquirir un poco de sensibilidad femenina o simplemente disfrutar la vestimenta.
Lujosos autos y camionetas blindadas son vistos frecuentemente alrededor de un lugar que pasa desapercibido y que por lo mismo guarda celosamente el secreto de sus habitantes temporales.
"Me trasvisto desde que tenía seis años (...) cuando yo me visto de mujer lo hago para expresar mis emociones y sensibilidad, algo que como hombre no puedo", dijo Juan, un alto ejecutivo que está casado y cuya esposa no sabe de su "secreto".
"Me gusta disfrutar la moda femenina", agregó.
En el interior de la casa, pelucas, antifaces, tacones de números especiales, lencería francesa, medias con agujetas, ligueros, vestidos de noche y hasta de novia o faldas escolares y ropa fetiche adornan el vestíbulo principal y son el punto de partida de las fantasías de los exitosos hombres de negocios.
Los precios de las finas pelucas, enormes botas de látex o las prótesis mamarias, cuyos precios van desde 200 a 600 dólares, se parecen sólo en el precio a los trajes Armani o Hugo Boss que quedan en las sillas al momento de la transformación.
Ningún hombre puede llegar en busca de relaciones sexuales ni usar su nombre de varón. Todos llegan recomendados o después de hacer una intensa búsqueda en Internet y haber pasado filtros que sólo interesa sortear a los auténticos travestis.
Para ellos el lugar no es ni una "Casa de Muñecas" ni "La Jaula de las Locas", como puertas afuera es conocida la casa por algunos, sino un refugio.
Los dueños del lugar, una pareja heterosexual compuesta por Rafael y Elizabeth, iniciaron su negocio tres años atrás por casualidad, cuando a la tienda de lencería que tenían llegó un hombre a pedirles fajas y medias para transformarse.
"Aquí viene gente de todo, pero la mayor parte son gente 'top', directivos o dueños de empresas, acostumbrados a mandar o a vivir bajo un estrés muy fuerte. Esto es un oasis para ellos", dijo Rafael Landín. Pertenecer al exclusivo círculo de "Versus life style", como se llama el lugar, cuesta de 36 a 93 dólares aproximadamente al mes, dependiendo de lo que se quiera: lockers especiales para guardar la ropa, estacionamiento, manicura y pedicura, bar personal o acceso a acontecimientos especiales, entre otros.
Ir casualmente cuesta 129 dólares e incluye la renta de ropa, peluca, maquillaje y una estancia de cuatro horas.
A diferencia del mundo travesti que se muestra en coloridas cintas como "Priscila, la reina del desierto", "Gracias por todo" o "Tacones Lejanos", la casa a la que van estos ejecutivos es más sobria y a veces hasta se convierte en oficinas para ellos.
En México, un país donde el 90 por ciento de sus habitantes es católico, estas casas no son muy comunes a diferencia de lo que se sucede en Europa, en ciudades como Londres.
CASADOS Y CON HIJOS, PERO MAQUILLADOS
"Te ves preciosa!", le dijo Shantal de 27 años a su esposo "Anxie" de 34, la primera vez que lo vio vestido de mujer.
Presentados por una amiga en común, esta singular pareja ya lleva siete años de matrimonio y crían a dos hijos.
"La normalidad no existe, cada quien tiene su propia impresión sobre ello", agregó Shantal, quien acompaña a su esposo a sus reuniones en la casa.
"Anxie", una rubia muy alta de ojos claros y que vestía un pequeño traje negro combinado con un abrigo de terciopelo rojo, confesó que antes de encontrar a Shantal nunca pensó en poder tener una pareja y dijo que sus hijos conocen sus preferencias.
"En un inicio lo que hicimos fue jugar con la fantasía de la tía de visita (...) El niño me enseñó a salir a la calle vestido de mujer y ahora se jacta: 'Yo te enseñé a salir a la calle vestido de chica, papá", dijo "Anxie", un artista plástico y vocalista del grupo musical "Queen-Ass".
"Yazzmin" es un directivo de 53 años, con un matrimonio de 32 años y cuatro hijos, que se refugia ahora en "Versus" por miedo a que su familia se entere luego de haber ocupado un cuarto de hotel de paso por más de dos décadas para vestirse de mujer.
"Me preocupa que mi familia vaya a descubrir algo, son de provincia y quizás no lo entenderían (...) hay veces que sí empiezas a divagar si les gustas a otros hombres, pero hasta ahí queda. Yo soy heterosexual", dijo el travesti mientras de fondo se escuchaba el ensayo musical de "Queen-ass".
Para Rafael y Elizabeth, lo mejor de su negocio es ver a estos hombres realizados.
"Lo mejor es cuando ya están maquillados, verles esa emoción en la cara y que te digan me hiciste feliz, es el sueño de mi vida", dijo Elizabeth.
"Verlos llorar en el espejo, aunque no parezca, es realmente increíble", agregó Rafael.