08 noviembre 2003
Guatemala, (EFE).- Los guatemaltecos viven hoy una jornada de reflexión ante las elecciones generales que se celebrarán el domingo tras una violenta campaña electoral y sin que se perfile un claro ganador, sino la posibilidad de una segunda vuelta.
Once candidatos buscan la Presidencia de Guatemala, pero los sondeos de intención de voto no dan posibilidades a ninguno de ellos de lograr el domingo la mayoría simple del 50 por ciento más un voto.
Según las encuestas, los candidatos Oscar Berger, de la Gran Alianza Nacional (GANA, derecha); y Alvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE, centroizquierda), podrían pasar a la segunda vuelta programada para el 28 de diciembre.
Aunque las encuestas no le favorecen, una eventual victoria del candidato presidencial del gobernante Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el ex dictador José Efraín Ríos Montt (1982-83), genera preocupación.
El Departamento de Estado de EU reafirmó el viernes que, "a la luz del pasado del señor Ríos Montt", si fuera elegido presidente, sería difícil para Estados Unidos mantener con Guatemala el tipo de relación que preferiríamos idealmente".
El Gobierno de facto de Ríos Montt (1982-83) perpetró las peores violaciones de los derechos humanos durante la guerra civil que sufrió Guatemala (1960-96), según organismos humanitarios locales e internacionales.
El candidato oficialista expresó, al cerrar su campaña el viernes, que confía en ganar las elecciones, a las que llega después de un violento proceso para lograr su inscripción en contra de una prohibición constitucional por su pasado golpista.
Ríos Montt podría ganar "sólo si hace trampa", afirmó la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, quien pidió a la población no votar por él porque "representa el terror y el genocidio".
Los guatemaltecos también votarán mañana para elegir vicepresidente, 150 diputados al Congreso Legislativo, 20 al Parlamento Centroamericano y 331 corporaciones municipales.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) aseguró que está listo todo lo necesario para las elecciones y no hay "nada que pueda generar dudas" sobre las votaciones, para las que están inscritos 5.073.282 ciudadanos.
El TSE instalará 1.254 centros de votación en los 331 municipios del país, y unos 5.000 observadores locales e internacionales harán de estas elecciones las más vigiladas en la historia de Guatemala.
Unos 22.000 agentes de la Policía Nacional Civil y 27.200 militares brindarán seguridad durante los comicios.
Guatemala celebra estas elecciones sumido en la pobreza y la inseguridad, siete años después de la firma, en 1996, de los acuerdos de paz entre la guerrilla y el Gobierno que pusieron fin a una guerra interna que dejó unas 200.000 víctimas entre muertos y desaparecidos, según organismos de derechos humanos.
La campaña electoral que concluyó el viernes ha sido la más violenta en la historia reciente de Guatemala, lo que ha hecho aflorar temores de que ocurran incidentes que afecten los comicios.
Al menos 30 activistas y dirigentes políticos de oposición han sido asesinados desde mayo, cuando el TSE convocó las elecciones.
Ex miembros de las antiguas Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), grupos paramilitares creados por Ríos Montt, han protagonizado incidentes violentos en demanda del pago de indemnizaciones del Gobierno por sus servicios en la guerra.
Diversas organizaciones indígenas de Guatemala denunciaron el viernes que todos los candidatos que participan en las elecciones del domingo los excluyeron de sus programas de gobierno y les ven con indiferencia.
La Defensoría Maya, entidad que aglutina a decenas de organizaciones indígenas, dijo a los periodistas que "todos los partidos políticos contendientes han demostrado una vez más su indiferencia, su subestima y su menosprecio" hacía los indígenas guatemaltecos, que representan el 41 por ciento de la población.
El arzobispo de Guatemala, el cardenal Rodolfo Quezada, pidió a los guatemaltecos que "no tengan miedo", voten con la confianza en que "todo saldrá bien" y acepten "el veredicto final".