Reuters
LONDRES, INGLATERRA.- El secretario de Exterior de Gran Bretaña, Jack Straw, reconoció ayer que sería difícil ir a una guerra contra Iraq sin apoyo popular, pero dijo que creía que el respaldo al conflicto existiría con un mandato de la ONU.
La impresionante protesta del fin de semana, en la que casi un millón de personas se lanzaron a las calles de Londres para oponerse a la guerra en Iraq, ha aumentado la presión sobre el gobierno británico y su férrea posición hacia Bagdad.
Al ser cuestionado en una entrevista radial sobre si Gran Bretaña podría ir a la guerra pese a la oposición de la mayoría de los ciudadanos, Straw contestó: “Es muy difícil, realmente, bajo esas circunstancias”.
“Es claramente más honesto para los gobiernos llevar a un país a la guerra, a una acción militar, si tienen el apoyo explícito de los ciudadanos que si no lo tienen”, dijo.
“Sí, hubo una gran manifestación, probablemente la mayor que hemos visto en la historia democrática reciente en Londres el sábado, y debemos tener en cuenta la opinión pública”, agregó.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia británica dijo que el Parlamento había apoyado la posición del gobierno en una votación en noviembre y los ciudadanos están próximos a comprender que Iraq supone una amenaza.
Respecto a las encuestas de opinión, dijo: “Habría una mayoría a favor de una acción militar si ésta estuviera avalada por Naciones Unidas, como ciertamente queremos que ocurra”.
Las declaraciones de Straw subrayan la apuesta política del primer ministro Tony Blair de realizar esfuerzos diplomáticos para garantizar una segunda resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autorice la fuerza para despojar a Iraq de sus presuntas armas de exterminio.
Straw dijo que “no pondría un plazo” para elaborar una nueva resolución y convencer a los escépticos como Francia y Alemania de aprobar el uso de la fuerza, pero señaló que la comunidad internacional debe estar preparada para aplicar la fuerza si fuera necesario.