Aunque la guerra es la forma extrema en que los países soberanos suelen dirimir sus divergencias, a pesar de la renuncia que al uso de la misma hicieron en la Carta de la Naciones Unidas, en la misma existen normas que los estados en conflicto deben respetar, de manera especial aquellas que se refieren al respeto a la vida de los civiles, el tratamiento a los prisioneros de guerra y la asistencia médica para los heridos.
Pero todo indica que dentro de la guerra que los Estados Unidos libran en contra Iraq, hay otra, la guerra sucia que llevan al cabo las fuerzas de ese primer país en contra de la población civil y de los miles de heridos que van dejando los combates, para los cuales los hospitales de Bagdad y otras ciudades están resultando insuficientes, porque además de las condiciones adversas que privan en aquel territorio, no cuentan ya con medicamentos para aliviar los dolores de la guerra, pues se ha suspendido todo suministro de los mismos.
Es inhumano el bloquear el suministro de medicamentos, pues están condenando a miles de heridos a una muerte segura sin discriminación alguna, pues la prensa internacional que actúa libremente, sin las limitantes que a la norteamericana le ha impuesto la Casa Blanca, todos los días da cuenta de la forma cruel en que están actuando las llamadas fuerzas aliadas, que en los hechos son comandadas por los estadounidenses, quienes no están cumpliendo ni siquiera con el mínimo de esas normas que deben imperar en todo conflicto bélico.
Se puede pensar que si los norteamericanos marcharon a la guerra al margen de la ONU, todo lo demás sale sobrando y es posible que se tenga razón. Pero la comunidad internacional no puede admitir que se masacre a todo un pueblo solo por el afán desmedido del gobierno de los Estados Unidos de acabar con el régimen de Saddam Hussien y colocar en su lugar a un gobierno afín, que les garantice el suministro de petróleo, que es una de las razones verdaderas de esta absurda guerra.