POR ANGÉLICA BUSTAMANTE
EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Ser hábil, actuar con precisión y tomar decisiones rápidas, son características que deben poseer quienes trabajan de intermediarios o "coyotes''. Este último sobrenombre lo utiliza el común de la gente para referirse a todos aquellos que se encargan de hacer los trámites de otros mediante una remuneración económica.
Manuel Ramírez Adame nació en Matamoros hace 53 años. Es fundador de un lugar conocido como Las Meloneras, en donde empezó como un jovencito al que todos llamaban "coyote''.
Con el paso del tiempo se convirtió en un intermediario de la compra-venta de melón y sandía en Matamoros. Logró hacer de Las Meloneras todo un negocio, con espacios para la comercialización y hasta un restaurante que opera en ese sector.
En un día normal de trabajo Manuel primero aplica una programación denominada "de un día antes'', quiere decir una visita al productor para conocer la forma en que se "arreglará'' el precio de su fruta, la calidad del producto y los kilogramos.
“Una vez con el acuerdo, al otro día muy temprano está listo mi cortador para levantar la cosecha de melón y sandía, le pongo el camión en su puerta, el cual es mío, y los seleccionadores son personas a mi servicio”.
En ese punto el intermediario se gana 20 centavos por kilogramo, tres mil pesos mínimo por un camión de 15 toneladas de melón.
En ocasiones se gana más, todo depende a quién buscar para vender la fruta. El riesgo que se corre como en cualquier otra inversión o negociación es que se puede perder dinero si el comprador no responde con el pago inmediato o en casos más graves le tarda el pago que representa pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo.
Para eso se tiene que ser "colmilludo'', conocer el trabajo, tener clientes especiales y seleccionados, de lo contrario se queda el intermediario o "coyote'' en la calle.
“Así conozco muchas historias de personas que desconocen la plaza y vender por ejemplo a Puebla, sitio en el que se han presentado diversos problemas con los comerciantes de esa ciudad”.
Los mejores
Los conocedores del negocio reconocen que hay una persona que vive en Congregación, Hidalgo, de nombre Amado Pereda que es el intermediario número uno nacional. Recorre toda la República Mexicana, se gana lo que quiere hasta 30 y 50 centavos por kilogramo de melón.
“Es muy buen pagador, es derecho, los productores que hacen negocios con esa persona les va muy bien”, menciona.
Otro de los mejores es Nicolás Villalobos, Juan Muñiz, quienes están vigentes entre otros que no han tenido la misma suerte, como Concepción Valdés y Epifanio Valdés, quienes por no tener la visión o se confiaron y no les resultó la compra ni la negociación.
Los que no ganan y deshonran la actividad
En Las Meloneras, cuando es la temporada del melón y la sandía, llega gente de todas partes del país, son personas que no ganan dinero para ellos, sólo por una propina van de "corre, ve y dile'', con los productores. A ellos les conviene conocer el precio del mercado y vender al mejor, el llamado intermediario "baja la plaza'' con el comprador y le dice paga menos, posteriormente se marcha y sólo lleva en los bolsillos el dinero de las propinas, “esos” dice Manuel Ramírez Adame’’, son compañeros que sólo dan vergüenza, no invierten, no ganan y sí deshonran la actividad, esos son a los que nadie quiere y motivo de numerosas quejas”.
Lo importante es tener la confianza de los compradores
Las ganancias económicas de un intermediario son de tres mil pesos diarios por un lapso de tres meses en que se lleva a cabo la temporada que varía en el tiempo la oferta y demanda, entre otros la inflación, lo importante es gozar de la confianza de los compradores y los productores.
Con esa actividad Manuel Ramírez mantuvo a sus cinco hijos, a los que les pagó estudios y además le permitió contar con otro negocio como es un restaurante.
“Es difícil ser intermediario pero quien la sabe hacer logra obtener una buena remuneración económica”, asegura Manuel Ramírez.