LA BOMBA DE LA NORIA SE DESCOMPUSO 15 DÍAS ATRÁS.
Los habitantes de Villa Nazareno viven días por demás difíciles
CD. LERDO, DGO.- Los niños se arrejuntan para escarbar entre la tierra agrietada y árida. Hacen lo que sea por encontrar un poco de agua. Sólo así dejarán de sentir que los labios se les revientan por la sed. Y es que la descompostura de la noria de Villa Nazareno, hace vivir a 12 mil habitantes, días por demás difíciles.
Arturo y Deisy no dejan de escarbar entre la tierra. Aseguran que ahí abajo hay agua porque la tubería pasa justo en medio de las calles. Después de varios minutos terminan con las manos llenas de lodo... por fin dan con la manguera.
Segundos más tarde, las vecinas salen de las casas con sus tinas. Algunas corren presurosas porque temen que el agua se termine antes de que puedan llegar al pozo recién escarbado. Momentos más tarde y después levantar el polvo de las calles con los pies, comienzan a formarse mientras platican entre sí.
Entonces los ánimos se calientan y la discusión comienza: Doña Santiaga López dice que por culpa de ese hombre –el alcalde, Luis Fernando González Achem-, no tienen agua: “es un irresponsable”. Pero María de los Ángeles Castillo, asegura que con cualquier partido político es lo mismo: “PRI, PAN, nunca tenemos agua”. Y María Helena Martínez reconoce: “pero Katsicas siempre nos ayudó, hasta hizo un convenio con Coahuila para que nos pasaran agua mientras construían la noria”.
Hace 15 días comenzó el infierno para las familias de Villa Nazareno. La descompostura de la bomba de la noria provocó el enojo y la desesperación de casi todos. El Ayuntamiento de Lerdo se comprometió a mandar pipas mientras se arreglaba el desperfecto pero nada, sólo unos cuantos recibieron un poco de agua en todo este tiempo.
Santiaga López se enfurece cuando cuenta que los choferes de las pipas, las traían a todas corriendo como locas detrás de ellos para pedirles agua. En una ocasión hasta su hijo pensó en sacar una pistola para obligarlos a detener el camión, al final se arrepintió.
“Les dan a unos cuantos, primero preguntan de qué partido es la gente ¿usted cree que eso sea justo? El agua no tiene color, ni siquiera les importa que los niños anden con las bocas reventadas por la sed, miré los pobres perros hasta rabia han de tener ya”.
Lo peor para María de los Ángeles fue que por la mala distribución de las pipas, se vieron en la necesidad de comprar el agua que algunos señores acarrearon de las calzadas –acequias-, pero esta sucia, incluso huele mal y su color es negro. No les sirvió para tomar.
El domingo a través del sonido de Villa Nazareno comenzaron a anunciar a las familias que la noria ya estaba arreglada, pero antes de que alguien se pudiera poner contento con la noticia, llegó la decepción: sólo unas cuantas casas fueron beneficiadas, al parecer la tubería se tapó y el agua no alcanzó para todos.
Por eso comenzaron a escarbar en el suelo. María de los Ángeles dice que durante la mañana por lo menos ha dado seis vueltas para acarrear el agua del pozo. Ya le duelen los brazos, pero se aguanta con tal de tener un poco aunque sea para beber.
“Los de las pipas nos traían corriendo por las calles para que nos dieran agua y en todo este tiempo nunca conseguí ni que me llenaran una tina, por eso le dije a mis hijos que me ayudaran a escarbar para sacarla de abajo, en muchas casas ya tienen su hoyito”, dice María de los Ángeles.
Deisy va a la escuela primaria Cuauhtémoc de Villa Nazareno. Ahí los maestros les pidieron a los niños que se aguantaran las ganas de ir al baño para no ensuciarlos. También les dijeron que jugaran menos para que no se les secara tan pronto la boca.
“Cuando nos anda mucho del baño nos dejan ir a nuestras casas, es que la pipa que mandaron a la escuela se acabó bien rápido, lo bueno es que casi ni hemos tenido clases”, dice Deisy.
María de los Ángeles para descansar los brazos un poco, coloca los botes en el suelo, entonces un perro aprovecha para meter el hocico y tomar agua. El animal también está sediento. Por eso el enojo de la señora dura poco y en unos segundos se compadece.
“Pobrecitos en todos estos días no han tomado agua, algún perro ya debe tener rabia porque andan muy bravos, ni modo ya no voy a poder usar esta agua para cocinar, mejor trapeo la casa con ella, total ahorita acarreo más”.
En todos estos días las mujeres de Villa Nazareno, aprendieron a reciclar el agua. La misma que utilizan para bañarse –cuando hay oportunidad-, la usan para trapear y la que sobra la dejan para regar las macetas y los árboles.
Santiaga López insiste: mientras Gerardo Katsicas Ramos fue alcalde de Lerdo, el agua en Villa Nazareno nunca faltó. El problema es que en la comunidad casi todos son panistas y por eso dice, el alcalde Luis Fernando González Achem, se niega a apoyarlos.
“Hemos batallado a lo bárbaro con ese hombre, mire cuando Katsicas construyó la noria nos dijo muy claro: esto lo hacemos con dinero de sus impuestos. Eso es verdad, pero Luis Fernando nada más nos quiere dar una mejoral”.
Amelia Marques también está furiosa. El chofer de la pipa acaba de pasar por la esquina de su casa y se negó a darle un poco de agua. Por eso dice que es un ingrato y decide que en un rato más irá al pozo que escarbaron a un lado de un tiradero de basura.
“¿Si vio que el camión andaba por aquí? No nos quiso dar, el chofer dijo que como habíamos hecho un pozo que de ahí agarramos agua”.
Luz Helena Martínez y Angelina Enríquez viven en la colonia Del Valle de Villa Nazareno. En sus casas ni siquiera cuentan con tubería porque están ubicadas en las faldas del cerro, sin embargo el recibo por el consumo de agua llega puntualmente cada mes.
“Nos dicen que porque de todas maneras de algún lado tomamos agua. Según esto nos deben mandar una pipa cada ocho días pero a veces se tardar hasta 20 días en venir, por eso vamos y la acarreamos de allá abajo”, señala Luz Helena Martínez.
Angelina Enríquez por eso dejó de pagar el recibo. “Nosotros nunca tenemos agua y siempre nos la cobran, cuando construyeron la noria nos dijeron que iban a ampliar la red para que nos llegara a nosotros pero no lo han hecho”.
Las mujeres de Villa Nazareno han decido algo: mientras la noria siga dando mal servicio, no guardarán los tambos que ahora parecen adornar los patios de sus casas. Y es que dicen, el agua quien sabe hasta cuando llegue como debe de ser.
Por lo pronto las calles de Villa Nazareno seguirán agrietadas, como apunto de reventarse.