México, D.F.- Silvia Pinal afirmó que está muy contenta por todo lo que ha hecho como actriz, que se siente muy orgullosa de lo que ha alcanzado en su carrera y que el día que “la gente” no la quiera ver, “automáticamente” dejará de trabajar.
En una entrevista concedida, Doña Silvia, como le dicen sus admiradores y cuyo trabajo ha sido reconocido con trofeos, como Arieles y Diosas de Plata, precisó que aún le “faltan muchas cosas por hacer”.
“El público lo retira a uno, no son las épocas en que uno como artista se retiraba; el día que la gente no me quiera ver, pues será el día que yo dejaré de trabajar automáticamente, porque es automático, mientras el público me quiera ver, pues yo estoy trabajando”, manifestó.
“Bendito sea Dios, me va muy bien, tengo muy buen raiting con mis programas y a lo que hago yo en el teatro siempre me responde mucho la gente para irme a ver, o sea que yo no me pienso retirar”, agregó la actriz, que a lo largo de su carrera se ha ganado el respeto de propios y extraños.
En su camerino, muy sencillo por cierto, del Foro 5 de Televisa en el que tiene una réplica de la pintura que hace varios años le hizo el artista mexicano Diego Rivera, quien también le brindó su amistad, y luego de que terminó de hacer las entradas y las salidas del programa televisivo que produce desde hace 17 años con el nombre de Mujer: Casos de la Vida Real, comentó su pasión por lo que hace:
“Me gusta trabajar porque he llenado mi vida de trabajo”. Y de sus planes, señaló que sigue trabajando con mucha ánimo en ese programa, que tiene pendiente una obra de teatro, pero que antes de realizar Sunset Boulevard quiere hacer una obra que no sea comedia musical, sino dramática o cómica.
Además, refirió que hace más o menos un año terminó una película, la cual todavía no se estrena, “o sea que se tienen sus problemas para estrenarla”.
“Por lo pronto sería eso nada más, porque tengo mucho trabajo con el programa (de televisión), es demasiado, son seis horas a la semana de trabajo”, precisó.
“Creo que el producir me da la facilidad de hacer lo que realmente quiero, como lo quiero hacer”, agregó Silvia, quien se define “como una gente versátil, que ha tocado todos los géneros, que sigue trabajando, que sigue actuando, que está vigente y que ha completado su trabajo con ser productora, por ejemplo”.
Silvia, quien se considera como la “cola de las estrellas de la gran época de oro del cine”, señaló que siempre quiso ser artista, y que cuando niña le preguntaban qué quería ser ella respondía que artista. “Primero quise ser cantante de ópera, estudié bel canto cuando yo era chica, con varios maestros, con el maestro Reyes Retana, que era muy conocido en la década de los cincuenta, y en Bellas Artes, donde también estudié”, recordó.
“En Bellas Artes también estudié teatro, dejé el bel canto por la paz, me di cuenta de que era muy difícil para mí dedicarme a ser cantante de ópera, y que era mucho más fácil ser actriz y se me facilitó mucho más y entonces preferí ser actriz”, afirmó la Pinal, como también le llaman cariñosamente en el mundo del espectáculo.
Silvia Pinal debutó en el teatro con la obra Un Sueño de Cristal y en 1948 filmó Bamba, su primera película. A partir de allí ha seguido trabajando en ambas ramas y ha recibido infinidad de reconocimientos.
Manifestó que en 1955 empezó a hacer las películas más importantes de su carrera, y recordó que el ya fallecido director de cine español Luis Buñuel, quien peleó al lado de la República y en contra del general Francisco Franco, influyó en ella “en el sentido de lo que significa trabajar con él”.
Para ella, Buñuel “es mundialmente de una importancia y de una calidad que no tiene límites, es estar en las cinetecas del mundo, estar en los museos, estar en la lista de las cien mejores películas del siglo pasado, ser la décima película en calidad, entonces todo eso significó para mí hacer tres películas con él: Viridiana, El Ángel Exterminador y Simón del Desierto”.
Buñuel y su esposa (ambos ya fallecidos) fueron padrinos del bautizo de su hija Viridiana Alatriste Pinal, quien murió en esta capital en un accidente automovilístico en 1981.
Expresó que la llamada Época de Oro del cine mexicano (entre 1930 y 1970) fue “maravillosa, porque teníamos muchas alas para hacer cine, se hacían 150 películas al año y hacíamos de todo, películas comerciales, de calidad, dramáticas, cómicas, de mucho dinero de presupuesto, muy baratas.
Había cine para todo el gusto del público, se hacía un cine directamente para el público de Estados Unidos, los mexicanos de Estados Unidos, los hispanoparlantes de allá”, agregó. Y del cine actual consideró que “tienen que ser unas películas muy estudiadas, tienen que poner dinero todos porque no es fácil encontrar un productor que meta todo su dinero para hacer una película”.
Anotó también que “las carpas eran la base del teatro del pueblo y creo ahora no hay teatro del pueblo, hay muy poco y el poco que existe es como el teatro de revista, que se ve en el Blanquita, que subsiste con muchos sacrificios”, por lo que expresó que no cree que las carpas tengan mucho futuro.
Las comedias musicales, continuó, cuestan mucho dinero montarlas y las personas no pueden ahora pagar una entrada como debe ser.
Actualmente se cobran 450 ó 500 pesos por boleto, indicó y dijo que ella no podría hacer teatro musical como antes, con mucho glamour. “Se puede hacer la misma calidad, pero sacrificaría yo mucho de ganar para que el público la pudiera ver a un precio más razonable”.
Respecto a sus hijos, expresó que se han ido, “cada quien se va por su lado, cada quien tiene su vida hecha, yo los veo muy poco y tengo mucho tiempo libre y para qué voy a perder el tiempo libre en hacer tonterías, de ir a jugar cartas, eso a mí no me llama la atención para nada, entonces prefiero trabajar”.
Con mucho orgullo comentó que está muy contenta porque sus hijos, las actrices Silvita y Viridiana (fallecida hace 22 años); la cantante Alejandra y el guitarrista Enrique, han destacado cada quien en lo suyo.
“Para mí fue un orgullo Viridiana, con su carrera que hizo, puro teatro clásico, porque le tocó la coincidencia de hacer puro teatro clásico, estudió en Londres, e hizo dos películas como estelar y le fue muy bien, era muy buena actricita, era muy linda, hizo programas cómicos en televisión, como Cachún Cachún Ra-Ra, iba muy bien, pero la vida es así, verdad”, apuntó.
A Silvia le gusta servir a sus semejantes sin que reciba nada a cambio porque en su opinión “es una cuestión de sentimientos, a mí me da por proteger a la gente, sobre todo a aquellas personas que fueron grandes figuras, que fueron gentes que dejaron mucho, para darles las gracias por haber estado en el cine, como Estela Inda, y de pronto no tener nada”.
Y reflexiona: “Creo que el rencor y el odio son sentimientos que le hacen daño a uno, al que lo siente, yo he procurado en mi vida nunca tener represalias, odios, rencores, porque no me hubiera dejado nada bueno, conmigo cometieron una gran injusticia (tuvo un problema judicial hace varios años), pero me dieron la razón y con eso me siento muy satisfecha y orgullosa porque quedó demostrada una vez más mi inocencia”.
Recordó que formó una asociación que se llama Rafael Banquells pensando “en todos esos actores que son fundadores de muchas cosas que nosotros tenemos y que ahora no tienen nada ellos, ninguna protección ni ningún respaldo, me siento muy orgullosa de eso, de servir”.
Expresó que poco a poco se fue formando una imagen versátil, sin ser ese el propósito, “pero fui empezando a ser ingenua, luego pasé de cantar a bailar, luego pasé a ser sexy y luego ya en la comedia musical, que fue lo que más me gusta hacer”.
Años atrás, Doña Silvia fue diputada federal, asambleísta y senadora y al preguntársele si volvería a hacer política, dijo: “Depende de que me quieran, que me necesiten, yo nunca he ido a buscar que me lancen o que me den, siempre me han ido a buscar y en esta ocasión no me han dicho nada, yo creo que no me necesitan y, pues yo tampoco lo voy a buscar”.