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Hitler, un precursor del Siglo XXI

Salvador Barros

Aun cuando la estaca fue clavada en 1945, este moderno Nosferatu no ha muerto y de acuerdo al académico alemán Carl Amery, el nazismo guarda todavía una oferta de futuro.

En sólo 12 años Hitler arrasó media Europa y cambió la faz de la tierra, de tal suerte que a más de 50 años los historiadores, intelectuales y académicos no se ponen de acuerdo para explicar y encajar en la historia humana esa pequeña figura, pero cuya sombras oscurecieron el Siglo XX.

Y de creer al investigador alemán Carl Amery la ideología hitleriana oculta una oferta de futuro al que no se atreven a enfrentarse ni el debate historiográfico actual ni los estamentos políticos de nuestro presente. Por lo mismo decidió armar un "escrito de combate" que bajo el título de "Auschwitz, ¿comienza el Siglo XXI?", el Fondo de Cultura Económica y la editorial española Turner recientemente publicaron dentro de la colección Noema.

Y al hablar de esa promesa de futuro que guarda Hitler, no se refiere de ninguna manera al neonazismo, plantea Amery: A esa bola de "rasurados cerveceros con botas de paracaidistas", sino a hechos más fundamentales que se guardan aún en las entrañas de lo que buscó el Tercer Reich.

Para Amery, considerado una de las voces más críticas de la opinión pública alemana, el Tercer Reich formaba parte de una tendencia evolutiva que surgió con la secularización, la industrialización y el auge del "factor productivo ciencia". Una tendencia que en su seno guardaba una interrogante que no se debatió hasta el Siglo XX como "dilema de la humanidad" y que en el recién inaugurado Siglo XXI se convertirá en una cuestión existencial irrefutablemente concreta: "La cuestión de las condiciones que requiere la continuidad de nuestra especie en un planeta limitado".

Hitler, como anota Amery, intentó anticiparse a esa interrogante y le dio una respuesta a través de su cruento programa que intentó instaurar una raza superior que gobernaría por mil años hasta que todo pueblo inferior hubiese sido reducido o aniquilado, lo cual además, permitiría un mayor control de los magros recursos del planeta.

La difícil ubicación de Hitler, pero si la amenaza está viva, pero negado en muchos casos su poder de resurgimiento, es porque Hitler y sus años de terror aún no han sido digeridos por la historia misma de la humanidad, pese a los múltiples intentos, la constancia de los investigadores y las miles de páginas escritas a lo largo de los últimos 50 años.

Algunos historiadores, como anota Amery, se han negado a reconocer que Auschwitz fue un "acontecimiento histórico". El Tercer Reich y el fenómeno Hitler no encajan para ellos en los esquemas explicativos con cuya ayuda han interpretado e interpretan el camino de la historia. "Hitler no encaja. Hitler se cae de los esquemas elaborados hasta la fecha. Los intentos de acercamiento a su persona y a su mundo son muchos, pero no parece encajar en el universo de la conciencia europea", añade el investigador.

Una conciencia que ha creído que el hombre ha emergido de la oscuridad hacia la luz. Desde esta perspectiva el Renacimiento y el Humanismo pusieron fin al oscuro medioevo y los espíritus libres prendieron la antorcha de la ilustración en el campo teológico, filosófico, político y social. Para esta visión histórica, esto fue el comienzo, la despedida de una minoría de edad lastrada por el sentimiento de culpa frente a uno mismo y a los otros.

"Conocimientos cada vez mayores nos proporcionan un control cada vez más amplio de nuestro destino, cuyas caricias o golpes ya no queremos aceptar como un acto de Dios o de una fuerza mayor". Crece el bienestar, las maneras se depuran, los espacios vitales se amplían, la emancipación cobra impulso, llega la libertad política y la democracia, y aún cuando hay corrientes contrarias, remolinos y turbulencias, la corriente principal determina el discurrir de la historia hacia ese camino ascendente.

Cuando bajo el amparo de antiguas y nuevas sombras emergió la figura de Hitler, en abierta contradicción con esta visión histórica y la confianza en la razón, difícil fue hallar una respuesta para esa irrupción violenta que condenó a la muerte a millones de seres humanos. De ahí que ante la presencia del horror se halla planteado que Hitler no constituye un acontecimiento histórico, sino un fenómeno natural, similar a la erupción de un volcán o un aluvión que cae en medio de Europa, arrasa medio continente y se lleva consigo a millones de vidas. "Esta interpretación alivia, alivia de un modo indecible, pues por muy detallados y profundos que sean los análisis, no dice nada concreto sobre nosotros ni sobre nuestra evolución. Todos están de acuerdo en este punto, izquierdas y derechas. Sea como fuere, la catástrofe ha pasado y vemos aflorar vida nueva en los retoños del proceso histórico", plantea Amery Y esta explicación, añade el académico, corresponde además con el tratamiento que le han dado los medios de comunicación a este período de muerte. "Desde la demonología de los ángeles de la muerte de la SS y hasta la demente pantomima chapliana del dictador, todo colabora a tensar el arco estético que halla su mayor banalización en la televisión". En el palacio de Drácula.

Autor de títulos como "El Proyecto del Rey" (1974)," Bajo el fuego de Leyermark" (1979), "El Peregrino" (1986) y "El Secreto de la Cripta" (1990), Amery publicó "Auschwitz ¿comienza el Siglo XXI?" por primera vez en Alemania en 1998. Académico y activista político, en actual militancia dentro del partido de " Los Verdes", Amery nació el nueve de abril en 1922 en Munich, donde luego estudió Filología, Crítica y Teoría Literaria, pero sus intereses lo han llevado a la lucha política, lo mismo que a la escritura.

Y atreviéndose a mirar esa Medusa que es Hitler, sin quedar petrificado, Amery se aventuró por los rumbos del reino milenario del Tercer Reich, sombra que no ha pasado, sino que se vigoriza con el tiempo. "Sería una ingenuidad imperdonable presuponer que las próximas décadas y generaciones no pudieran revivir dicho programa, purgado de su craso diletantismo y revestido de un brillo y vocabulario científico", añade el escritor.

En el "Palacio de Drácula del Tercer Reich", este moderno Nosferatu "sigue escondido en algún rincón del sótano más profundo, bajo una gruesa capa de escombros, pero sin la estaca en el corazón que garantizaría su muerte y que impediría definitivamente su regreso". Hitler, para Amery, es una monstruosa y gigantesca presencia, aún cuando se repriman miedos decisivos tan presentes hoy como ayer y que impiden encararlo frente a frente. Hitler no está muerto y puede empezar a bullir de nuevo "Hay que preguntarse si se está obviando o reprimiendo una dimensión de su terrible realidad que anularía radicalmente los modelos de explicación heredados.

Tales preguntas son siempre dolorosas, pero en primer lugar nos evitan la cobarde capitulación ante un "fenómeno natural", restaurando con ello la dignidad de nuestra racionalidad", puntualiza Amery, para quien toda conjura que busque erradicar a Hitler está en esta fórmula: El ser humano puede seguir siendo la corona de la creación si comprende que no lo es.

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