Cultura COLUMNAS Cultura LITERATURA

'Hombres y una ciudad', nueva autobiografía de Hussein

Khaled Yacoub Oweis

10/Marzo/2003

BAGDAD,(Reuters) - Saddam Hussein recuerda cariñosamente cómo su madre solía pasar los dedos por su cabello y contarle historias infantiles cuando era niño y vivía agobiado por la pobreza.

"Hombres y una ciudad", una nueva autobiografía del presidente de Iraq, cuenta la historia de un pastor que creció cerca de su madre pero que no tiene remordimientos en usar la fuerza para alcanzar su objetivo.

También vaga por el presente, expresando la frustración con la corrupción que ha avanzado en la sociedad iraquí desde la Guerra del Golfo de 1991, y describe en detalle las tribus y terrenos que Iraq tiene dificultad de gobernar desde el centro.

La obra es la tercera de una serie que comenzó hace dos años y está firmada como "un libro por su escritor", el sobrenombre literario de Saddam. Los últimos dos textos fueron de ficción y uno de ellos "Zubaiba y el rey", fue llevado a un musical.

"Este es el mejor de sus libros hasta ahora. Es fácil de leer. El presidente ha cambiado los nombres de pocas personas en su vida. Sin embargo, son fáciles de identificar", dijo una ama de casa.

El dueño de una librería dijo que se le habían agotado los pocos ejemplares que tuvo disponibles, pero el libro, lanzado hace pocas semanas, está siendo distribuido a empleados del gobierno.

En su libro, el líder iraquí aparece tranquilo en una crisis, como el fallido intento de asesinato en el que tomó parte contra el gobernante militar populista Abdel Karim Qassem en 1959.

Aunque Saddam recibió un balazo en la pierna disparado por los guardias de Qassem, no parece haber enfrentado una situación tan peligrosa como la preparación de un gran contingente de fuerzas armadas estadounidenses para invadir Iraq y tratar de destituirlo del poder en estos días.

El libro termina en 1959, cuando el autor tenía 22 años.

Saddam dijo que había activado su arma varias veces antes de tratar de matar a Qassam, una de esas oportunidades para controlar a los pasajeros alborotados en un tren.

Dos figuras aparecen ampliamente en su juventud: su madre Sabha, quien según Saddam fue una buena gerente de los magros recursos familiares, y su tío Jairallah, quien le inspiró a entrar en la política.

El padre de Saddam, Hussein, murió antes de que éste naciera en 1937 en la población de Oja, una parte del distrito Tikrit en el Tigris. Sabha se volvió a casar, pero su padrastro tiene pocas menciones en el libro.

"Mi madre solía abrazarme y contarme de mis ancestros. Ella fue mi escuela y mi mentor. Ellas mientras sus amorosas manos jugaban con mi cabello", escribe Saddam.

"Hombres y una ciudad" se concentra en la niñez y juventud de Saddam.

Reseña de cuando se fracturó una mano al caer de un burro a los cinco años, pero también sobre cómo domó a un caballo pocos años después.

Saddam cuenta que una de las decepciones de su vida fue que no pudo unirse a la academia militar porque estaba por debajo del peso. Se autonombró mariscal de campo (el grado más alto de oficiales en algunos ejércitos) cuando se convirtió en presidente oficialmente en 1979.

Saddam escribe acerca de cómo aprendió a nadar en el Tigris y el Eufrates, los dos grandes ríos que delimitaron la antigua civilización de Mesopotamia. El líder describe una vívida escena en un café de Bagdad, a un vendedor judío de textiles en la calle en donde vivía y la naturaleza cosmopolita y la cultura de profundas raíces de Iraq.

El líder sustituye sólo unos pocos nombres. Saddam se llama a sí mismo Saleh. Su prima y quien va a ser su esposa Sajeda es Abeda. Su madre mantiene su nombre así como su primo Adnan, a quien nombró ministro de defensa y falleció en 1989 cuando su helicóptero se estrelló.

El tío de Saddam, Jairallah, fue uno de los pocos de Tikrit que obtuvo una relativamente avanzada educación. Jairallah le dio a su sobrino un arma como regalo, cuando Saddam era un adolescente, una Smith & Wesson de fabricación estadounidense.

Las armas pasaron y quedaron como un símbolo de libertad en las regiones tribales como Tikrit, cuyo apoyo fue clave para la consolidación de Saddam en el poder y para mantener control efectivo sobre Iraq durante tres décadas.

Saddam cuenta una historia acerca del cambio de las lealtades del país tribal, mostrando cuán poco fiable puede ser la base de poder de un gobernante iraquí: Un cacique en el sur de Iraq fue a una oficina de correos para enviar un telegrama de felicitaciones a Rashid Ali al-Kilani, un nacionalista árabe que lideró un golpe contra la monarquía en 1941. Estaba lloviendo y los caminos estaban llenos de lodo. Le tomó dos días llegar a la oficina de correos.

Para el momento en que el cacique llegó allí, la monarquía había desplazado a los rebeldes, la mayoría de los cuales eran del ejército.

El operador del telégrafo le dijo al cacique que la revuelta había fracasado y que Kilani había huido de Iraq.

Sin perturbarse, el líder tribal le pidió que le enviara el mismo mensaje de felicitaciones al regente de la corona en apoyo a la monarquía.

Leer más de Cultura

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 23054

elsiglo.mx