Cristina Barrera Cabello muere presuntamente a consecuencia de las agresiones del policía Iván Arturo Enriquez Hernández, ahora prófugo
Tras la muerte de la enfermera Cristina Barrera Cabello, se inició una investigación producto de una demanda interpuesta por un hijo de ella, la cual hasta el momento arroja como principal sospechoso a un agente de la Policía Ministerial.
Cristina Barrera ingresó al Hospital General para recibir atención médica el día 28 de julio del presente año, llevada al lugar por su pareja Iván Arturo Enríquez Hernández y otra persona del sexo femenino. Diez días después, el 8 de agosto, Cristina falleció y fue trasladada para realizársele la necropsia de ley en donde se determinó que la causa de su muerte fue por violencia que provocó laceración del hígado.
Tras el deceso, uno de sus hijos, José Luis Gamero Ibarra, acudió a la Dirección de Averiguaciones Previas para levantar una denuncia en contra del agente ministerial, a quien señaló como responsable.
Averiguaciones Previas investiga el caso
El director de Averiguaciones Previas, César Flavio Nájera Quiñones, señaló tener conocimiento del caso y que las órdenes giradas al agente del Ministerio Público que se hizo cargo del asunto eran las mismas que en los demás procedimientos: “llevar a cabo las diligencias correspondientes y proceder conforme a derecho”.
Indicó que no tiene compromisos con nadie y por ello si se determina que el agente de la Procuraduría General de Justicia es responsable de la acusación que hay en su contra será detenido y consignado ante un juez.
Explicó que hasta el momento se buscan todas la pruebas que se requieren para integrar correctamente el proceso, pero no ha sido posible tener la versión del acusado debido a que no volvió al trabajo, lo que podría tomarse como una fuga.
Por su parte, el encargado de la mesa del Ministerio Público número cuatro, Luis Alberto Medina Elías, señaló que los estudios no se han detenido sino, al contrario, siguen. Apuntó que el informe que recibieron de la necropsia confirma la muerte por causa violenta, lo que implica la necesaria búsqueda de el o los causantes de la misma.
Comentó que a través de las diligencias que han efectuado descubrieron que hay antecedentes de que Cristina era golpeada por Iván Arturo, que fue llamado a comparecer pero ya no fue posible su localización, puesto que se dio a la fuga y no volvió a trabajar desde hace días.
Hasta el momento sólo se ha llamado a declarar a una persona, pero se giraron oficios para solicitar la presencia de otros individuos que pueden aportar datos que sirvan para la investigación.
Finalmente, el agente del Ministerio Público puntualizó que al policía no se le han encontrado denuncias anteriores en su contra por el delito de lesiones.
Hermetismo en la Policía Ministerial
El jefe de la Policía Ministerial, Eulalio Aldama Enríquez, mostró interés en mantener hermetismo en la averiguación que involucra a uno de sus agentes, al ser entrevistado por el reportero de El Siglo de Durango.
Poco fue lo que declaró en torno a este asunto que es investigado por la Dirección de Averiguaciones Previas y en su caso por los mismos agentes ministeriales, limitándose sólo a mencionar que se hace la indagatoria correspondiente para esclarecer el hecho.
Al cuestionársele sobre el paradero del elemento expresó que no sabía, puesto que desde varios días atrás no se presentaba a sus labores.
A Eulalio Aldama se le solicitó una fotografía del implicado pero se negó a proporcionarla, alegando que era por razones de seguridad del agente, ya que no se ha declarado como culpable o no se han encontrado las pruebas que lo señalen como único responsable; por eso, dijo, prefería no hacerlo.
Denuncian antecedentes violentos
Rocío Maldonado, trabajadora del Hospital General, compañera y amiga de Cristina Barrera Cabello, habla de lo que conoció, a través de pláticas con la misma occisa, de la vida que sufría al cohabitar con Iván Arturo Enríquez Hernández.
Ella asegura que en las instalaciones del nosocomio, durante la jornada laboral del Cristina, el señalado golpeó a su compañera en una discusión que se originó en los baños del lugar.
Comenta que debido a una enfermedad que padece fue necesaria su incapacidad y permanecía en casa; por ello, en ocasiones Cristina la visitaba. En uno de los encuentros le platicó que estaba al borde del suicidio debido a que su pareja la golpeaba mucho; incluso, señala que le observó una lesión en la frente, pero que la tenía amenazada en el sentido de que, si se iba de su lado, lastimaría a sus familiares y a ella.
Posteriormente volvió a su hogar la agredida diciéndole que no podía más, que había acudido a recibir atención sicológica y que estaba dispuesta a abandonarlo pero tenía miedo de hacerlo porque ahora la intimidaba diciendo que si lo abandonaba se mataba. Aun así, acudieron a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia para interponer una demanda en su contra, pero no se llevó a cabo puesto que la interesada platicó con una trabajadora del lugar y se desistió de su pretensión.
Así quedó sin denunciarse lo que sucedía entre la pareja, hasta la muerte de Cristina, en que se inició la averiguación previa a petición de uno de sus hijos.
Finalmente, declaró que está inconforme con la actuación de las autoridades debido a que cuando a ella se le llamó a comparecer ante el agente del Ministerio Público vio al acusado laborando tranquilamente en la Policía Ministerial.