Tiene más de un año el conflicto por las tierras en la zona serrana; familias invasoras se salen si líderes lo ordenan
El ambiente se empezó a tensionar desde la mañana del sábado anterior en la zona serrana donde seis o siete familias originarias de San Bernardino de Milpillas sostienen una invasión en tierras del predio Cuevecillas. Su desalojo por parte de la Policía Ministerial es inminente.
De ahí que hayan considerado importante, tanto los ?milpilleros? como las autoridades policiacas de esa región, que en la asamblea del próximo 4 de octubre el Gobierno les explique a los comuneros, como se ha anunciado, el alcance legal de las pretensiones que tienen.
Sin embargo, los ?milpilleros? que están ahí, específicamente en lo que se conoce como Rancho Mimbres, reconocen no estar aferrados a quedarse, sino a esperar instrucciones de la comunidad. Según lo corroboró este matutino, las familias no saben por qué están soportando el fuerte frío que se deja sentir por las noches en ese pequeño valle, cuyo uso original es para pastizales y ganadería.
?Nos mandaron para acá porque le faltaban niños a la escuela?, coinciden algunas señoras consultadas, como Guillermina Dolores Aguilar. Su hijo, Rafael, se asusta, llora y corre cada que ve un vehículo acercarse a su casa, ya que días antes a la visita de El Siglo de Durango se presentó en la zona una brigada de vacunación. ?(...)Le tiene miedo a las agujas?, aclara la señora.
También aceptan diversas madres de familia y algunos comuneros que nadie lleva viviendo en ese sitio más de dos años. Esto lo asumen todos en ese lugar, incluyendo al maestro Marcos, pues sus casas de madera incluso no llegan a tener una antigüedad de año y medio.
DESALOJO
?Hoy por la mañana (sábado 27 de septiembre), acabo de recibir indicaciones de la superioridad para decirle por las buenas a esta gente que desaloje ya?, advirtió en el lugar del conflicto el comandante de la Policía Ministerial, Lucio Navarro Ruiz, quien fue entrevistado por El Siglo de Durango a unos metros de la invasión. Les expuso ?que ya perdieron el juicio ante los tribunales y que tienen que regresar a su tierra. Tienen que desalojar?.
Marcos Santiago Hernández es el profesor de la escuela que da educación primaria a casi 20 niños, hijos o nietos de los ?milpilleros? posesionados en Mimbres. Tiene diez años de servicio en diferentes comunidades de la zona serrana de Durango, pero en los últimos 18 meses ha estado ejerciendo su profesión en esa pequeña escuela de escasos cuatro pupitres y 12 sillas. Dice no ser problema si lo cambian de escuela en caso de que se llegara a determinar el desalojo de los que son considerados como invasores por la autoridad.
?ME DA IGUAL?
Ernestina Cepeda, esposa de Crescencio Dolores, es una mujer joven, pero ya tiene cuatro hijos: Maricruz, Ivonne, Germán y Rafael. Dos de ellos acuden a la escuela improvisada del sitio. Vive desde hace apenas algunos meses en Mimbres; sin embargo, no supo decir por qué se vinieron de una parte de Milpillas que conocen como El Llano a este lugar, más incómodo y con menos convivencia social, según lo acepta.
Niega la entrevistada que esté recibiendo alguna despensa o beneficio alguno por parte de la comunidad para estar viviendo en ese lugar, que primero lo pelearon con supuestos títulos virreinales, y ahora, mediante la vía civil, con la figura de la prescripción positiva de la posesión.
Si esas tierras son o no de Milpillas, ella muestra no estar enterada. Lo que sí afirma es que ahí hace mucho frío por las noches. ?De todos modos? ?acepta- ?donde sea que estemos viviendo da igual, porque somos pobres. Bueno, de preferencia donde haga menos frío?.
Guillermina Dolores Aguilar, pareja de Aristeo Ávila, también está en Mimbres desde hace poco más de un año. ?Todos aquí tenemos poquito, oiga. Acá, la señora de enfrente (a unos 100 metros) también, y la de un lado también?, suelta.
?DICEN QUE GANAREMOS?
En lo que es la zona del conflicto no había más de cuatro familias habitando sus casas cuando El Siglo hizo el recorrido. Los demás se fueron o están de vacaciones, según Martín Simental Romero, quien hace la doble función de líder junto con los ?milpilleros? en la invasión, y de técnico documentador forestal.
Martín vive con su esposa y tres hijos en una vivienda de madera que es habilitada desde hace tiempo como caseta de vigilancia.
Simental Romero asegura que el predio Cuevecillas es propiedad de la comunidad de Milpillas; sin embargo, dice que Antonio Mancinas se lo adueñó desde hace tiempo... ?sólo que hasta ahora la comunidad está peleando Milpillas?.
?Esto no estaba contemplado en nuestras tierras, pero hasta ahora andamos peleando, desde hace aproximadamente dos años; desde el mes de junio del año pasado, pero lo hacemos porque hay títulos virreinales y todo eso. Lo que pasa es que tiene mucho billete Mancinas y el Gobierno está de parte de él?.
?(...) Desde junio del 2002 que empezamos con esta protesta, la gente se vino a vivir para acá. Somos 60 habitantes. Póngale unas diez viviendas. La gente se dedica a fabricar carbón, pero se les está dando una despensa a los que nos apoyan aquí, no sé si sea mensual o cada cuándo. No estamos necios. Cuando nuestros dirigentes nos digan: sálganse, nos salimos?, concluyó Martín.