El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Algunos llegan desde las siete de la mañana para ser los primeros, pero no tiene mucho caso pues el banco lo abren hasta las nueve. ?Yo por eso me vengo hasta las diez, de todas formas tengo que esperarme aquí dos horas parado, pero tengo que venir ni modo que no coma?. Son los jubilados de Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que mes a mes acuden a cobrar su pensión a alguna institución del Banco Santander-Mexicano.
No bastó más que preguntar -¿se están tardando mucho?- cuando de inmediato Raúl Castro Estrada, un jubilado que esperaba en la fila respondiera: ?Tengo aquí desde las diez, ya son las once y esta fila no avanza, no tienen ninguna consideración por nosotros, ya estamos viejos y muchos enfermos?. ? Algunos vienen en silla de ruedas, otros con bastón y nos tienen aquí parados con sólo dos cajas abiertas?, comenta Esther Delgado Ramírez, jubilada desde 1990.
Un calvario podría definir el ambiente que vivieron ayer en la mañana los pensionados que acudieron a cobrar su pensión en el Banco Santander-Mexicano ubicado en avenida Morelos y Valdés Carrillo. ?Nada más es esta sucursal en donde se tardan mucho, yo he ido a otras y salgo más rápido, sólo que me queda más lejos y es la misma?, dice Delgado Ramírez.
?Aquí hay mucha gente grande, que muy a penas puede caminar, yo no se como no pueden pensar en tener algunas sillas, para estar sentados mientras esperamos el turno?, dice Castro Estrada, mientras caminaba unos pasos y alrededor de él unas cuantas sillas ocupadas enfrente de los escritorios de los ejecutivos de cuenta.
?No hay con quien quejarnos, cada mes es la misma, algunos ya se han desmayado?, interviene María de los Ángeles Lona que lleva nueve años de jubilada. ?Todos son empleados, ni modo de quejarnos con ellos, si están haciendo su trabajo?.
Y en realidad no hay a quien reclamarle o a quien dar sugerencias, sin embargo, todos tenían que estar ahí, hay que cobrar, ?aunque sea poco?, pero hay que cobrar, decían los jubilados, mientras una mujer de más de setenta años en silla de ruedas salía sonriente sosteniendo una bolsa transparente con dinero. ?No es nada lo que nos dan, es mejor quedarse en servicio, que estar pasando por esto?, dice Delgado Ramírez.
?Cual modernización, el servicio en los bancos es igual que hace diez años?, comenta Castro Estrada, quien desde hace seis años pidió su traslado de México a Torreón.
Y no hay con quien quejarse, ?eso del 01-800 es puro cuento, no te dicen nada, siempre contesta una grabadora?.
?Yo poco puedo hacer, aquí estamos trabajando con el personal que tenemos?, dice un ejecutivo de cuenta del Banco Santander-Mexicano. ?Siempre es el mismo problema, cada mes se quejan, pero no lo hacen en forma, pero si tienen alguna queja los pueden atender por la parte jurídica, nosotros no podemos hacer nada?.